— Finalmente llegas. — Victoria estaba esperando a Mauricio y sentía que su paciencia era algo con lo que no contaba, ella estaba golpeaba constantemente sus uñas contra el escritorio de madera haciendo un ruido constante.— Dime madre ¿qué es lo que te molesta ahora? — Mauricio se adentró en la oficina de manera tranquila, a pesar de tener velocidades más altas en la silla eléctrica, su madre no merecía ponerle presión al motor.— No quiero que juegues conmigo, ¿Crees que no lo sé? Yo me entero de todo.— ¿De qué hablas? — Mauricio se puso serio, no creía que nadie más supiera del incidente de la noche de bodas de Miranda y Erick, pero estaba dispuesto a defenderla.— La renovación del contrato de la empresa naviera no se ha renovado y no quiero perder esos fletes, ni la asociación.— Recuerda que a pesar de nuestros intentos no ha funcionado, ellos no explican por qué, pero se niegan a renovarlo.— ¡No me interesa! — Victoria lo interrumpió furiosa— No entiendo qué diferencia hay de
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