Todos los capítulos de Una madre para la hija del CEO resucitado: Capítulo 341 - Capítulo 350
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A MERCED DEL DINERO. C130: Estoy afuera. Hablemos.
Marfil no podía sacarse de la cabeza la conversación que había tenido con Vanya. Desde el momento en que su amiga se marchó, se quedó sumida en sus pensamientos que no le daban tregua. Intentaba convencerse de que Lucas reaccionaría, que su silencio solo era parte de una rabia momentánea, que en cualquier instante le llegaría un mensaje o recibiría una llamada, una petición de encuentro para hablar. Se imaginaba una y otra vez cómo él la buscaría, cómo le diría que necesitaba verla, que quería aclararlo todo. Pero ese momento nunca llegó.Las horas pasaban con una lentitud exasperante, y con cada minuto que transcurría sin noticias de Lucas, la inquietud crecía en su pecho. Ya entrada la noche, seguía sin saber nada de él. Empezó a morderse las uñas con impaciencia y a caminar de un lado a otro dentro de su habitación, como si moverse pudiera ahuyentar la ansiedad que la invadía. Intentaba distraerse y obligarse a pensar que todo estaba bien, pero ni siquiera eso lograba aliviar el nu
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A MERCED DEL DINERO. C131: ¡Harto de esta situación!
Lucas abrió los ojos de golpe y su cuerpo se tensó por reflejo, como si hubiera despertado de una pesadilla.—¿Cómo entraste? —preguntó, con la voz ronca, todavía atrapado entre el sueño y la sorpresa.Tardó unos segundos en procesar lo que veía. Ella, Marfil, acuclillada a su lado como una aparición, mirándolo detenidamente. Su vista buscó rápidamente la ventana abierta y su mente ató los cabos en silencio.«¿Volvió a subir por el árbol?», pensó.—Hola, Lucas —saludó Marfil con una voz suave.Él no respondió el saludo. Ni siquiera le preguntó qué hacía allí ni por qué había decidido aparecerse en medio de la noche. No hubo espacio para el asombro ni para las explicaciones. Lo único que brotó de su boca fue una orden seca, tajante, cargada de agotamiento.—Vete a tu casa, Marfil.Se incorporó de inmediato y se levantó de la cama con el rostro endurecido por la molestia. Ni siquiera se calzó. Sin mucha ceremonia, la tomó del brazo con intención de sacarla de su habitación. No quería ve
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A MERCED DEL DINERO. C132: ¿Hasta cuándo pretendes seguir jugando conmigo?
—No… no lo inventó —admitió Marfil, bajando la mirada por un instante antes de volver a enfrentarlo—. Eso sí pasó. Richard… él me robó un beso. Pero no fue algo que yo quisiera, Lucas. No fue consensuado. Tú sabes que Richard y yo nos hicimos amigos, y eso era todo, solo eso. Nunca hubo nada más. Él me besó sin que yo lo esperara, sin que yo lo permitiera, ¿entiendes? Y justo en ese momento fue que Abigail nos vio.Lucas apretó la mandíbula.—¿Sabes qué, Marfil? No te creo ni una sola palabra. No te creo porque siempre es lo mismo contigo. Siempre dices lo que más te conviene. Desde el principio hablaste de que querías a un millonario que te resolviera la vida. Que estabas cansada de vivir con lo justo, ¿te acuerdas? Y Richard es precisamente ese tipo de hombre. Millonario, poderoso, soltero ahora… Justo lo que buscabas, ¿no?La mirada de Marfil se quebró por un instante, pero Lucas no se detuvo.—Y qué casualidad que te volviste tan amiga de él —continuó, con un dejo de burla amarga—
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A MERCED DEL DINERO. C133: Solo espero que no te arrepientas de tu decisión.
—Lucas… ¿te das cuenta de lo que me estás diciendo? —cuestionó Marfil, en lo que las lágrimas empezaron a arremolinarse en sus ojos—. Me estás tratando como si yo fuera de lo peor.—¿Y no lo eres? —disparó él sin titubeos—. ¿No lo eres acaso? —Lucas dio un paso hacia ella—. Dime, Marfil. Explícame cómo se supone que debo pensar distinto. Cómo se supone que debo seguir creyendo en ti, si cada cosa que haces solo me decepciona más. Si cada palabra que sale de tu boca me hunde más.Hubo un silencio repentino, hasta que Lucas dijo lo siguiente.—Dime solo una cosa… y ten el valor de ser sincera conmigo, como tanto te gusta decir. Dices que entre Richard y tú no hay nada. Que el beso que se dieron fue robado. Que no pasó nada más. Así que... ¿podrás negar que te acostaste con Richard? Contéstame, ¿te acostaste con él?—No —dijo Marfil con la voz quebrada, negando con la cabeza una y otra vez—. No, Lucas.Pero él no se conformó con eso. La tomó de los hombros con firmeza, sin violencia, per
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A MERCED DEL DINERO. C134: Hay que tener cuidado.
Por otro lado, Marfil también se encontraba en el campus, en la zona de su facultad, sentada en una banca mientras revisaba su celular. Aunque intentaba concentrarse en las notificaciones y mensajes sin importancia, su mente seguía atrapada en la noche anterior. Las palabras de Lucas, su mirada dolida, el peso de lo que pasó… todo le daba vueltas.De repente, una voz familiar la sacó de su ensimismamiento.—¡Marfil!Ella levantó la mirada, y al enfocar, vio que era Richard. —Hola, Richard… ¿qué pasa? —preguntó con cautela.Richard se acercó con su habitual sonrisa, pero el cuerpo de Marfil reaccionó antes que su mente: se puso de pie y dio un paso hacia atrás, como por instinto.—Nada. Solo quería saludarte —replicó Richard—. ¿Cómo estás? No me has enviado ningún mensaje estos días.Marfil echó un vistazo rápido a su alrededor y notó cómo algunas miradas curiosas se posaban sobre ellos.—Richard, será mejor que no te acerques tanto… al menos aquí, en la universidad.Richard frunció e
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A MERCED DEL DINERO. C135: Ellos ya te están esperando.
—¿Qué empresa es? —preguntó Lucas, ansioso por saber.—Se llama "Eronex Industries" —respondió el profesor—. ¿La conoces? ¿Has escuchado sobre ella?—Claro que sí —dijo Lucas, sin dudar—. Eronex es una empresa multimillonaria y multinacional, especializada en diseño, producción y exportación de mobiliario inteligente y de alta gama.El profesor sonrió, satisfecho con su respuesta.—Así es —articuló—. Estás en lo correcto. Es una empresa multimillonaria, de muchísimo prestigio internacional. Como te he dicho, ellos buscan jóvenes promesas cada cinco años, y precisamente este año llegó el momento de hacerlo. Por eso asistieron a la conferencia, para observar si había jóvenes con el perfil que buscan. Y están muy interesados en tu grupo. En ti, en Marissa y en Esteban. Así que, como tú eres el líder del grupo, he decidido hablar primero contigo. Luego tú les explicarás a tus compañeros de qué se trata todo esto.Lucas se quedó unos segundos procesándolo todo.—¿Me está diciendo, profesor
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A MERCED DEL DINERO. C136: ¿Tanto así la quieres?
Lucas llegó a la mansión e iba rumbo a las escaleras hacia su habitación. Cuando ya había subido unos pocos escalones, escuchó una voz que lo llamaba. Era Richard.—Lucas, te estaba esperando —dijo, y Lucas detuvo su paso, volviendo ligeramente la cabeza hacia atrás.Se quedó mirando a Richard con una expresión seria, muy diferente a la de siempre. Normalmente, se saludaban con una sonrisa o incluso algo de entusiasmo, pero esta vez, Lucas no mostró ni un asomo de emoción. En su lugar, le lanzó una mirada fija.—¿Qué ocurre?Richard dio un par de pasos hacia él, pero sin acercarse demasiado. Mantuvo su distancia, como si quisiera medir la situación antes de avanzar más.—Necesito hablar contigo de algo importante —estableció, mientras Lucas seguía observándolo en silencio.Lucas apartó la vista por un momento, como si tratara de adivinar de qué podría tratarse, aunque no estaba completamente seguro. —Tú dirás.Richard suspiró levemente antes de continuar, bajando un poco la mirada co
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A MERCED DEL DINERO. C137: Te ves radiante.
—Así que, Lucas... Aunque yo me hubiera hecho a un lado creyendo que todavía la amabas, la verdad es que, aunque así fuera, ella no habría elegido estar contigo —agregó Richard—. Marfil... me quiere a mí.Lucas permaneció en silencio, pero por dentro, una tormenta de pensamientos lo devoraba. La tentación de hablar, de soltarlo todo, fue casi insoportable.Contarle que Marfil y él no eran cosa del pasado, que apenas hacía unos días se habían buscado como dos náufragos desesperados. Que ella había ido a buscarlo hasta su habitación, allí mismo, en la mansión de Richard. Que en esa misma casa, donde Richard soñaba construir un futuro con ella, Marfil le había pertenecido a él.La rabia lo consumía. El resentimiento le susurraba que lo dijera, que destrozara todo, que no permitiera que ella obtuviera su final feliz, no después de haberlo dejado a un lado como si fuera nada, por preferir el dinero, el poder, el nombre de su mejor amigo.Lucas deseaba gritarlo. No por justicia... Sino por
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A MERCED DEL DINERO. C138: No eres para nada justo.
No era un sitio ostentoso ni de gran lujo, pero sí era un restaurante bonito, acogedor, con un ambiente íntimo que Lucas había escogido pensando en ella.Cuando bajaron del taxi y se acercaban a la entrada, Lucas, algo nervioso, hizo un comentario.—Espero que este lugar sea de tu agrado. No es precisamente un restaurante costoso...—No tienes que preocuparte por eso estando conmigo.Con esas palabras, Lucas sintió una calidez en el pecho. Entendía que Marissa, aunque provenía de una familia adinerada, no era como muchas personas de ese círculo. Ella era sencilla, genuina, emocional, y sus sentimientos eran auténticos.No le interesaban los lujos ni las apariencias; ella valoraba otras cosas. Se había enamorado de Lucas precisamente porque era un hombre trabajador, un hombre que luchaba día a día para abrirse paso, que no necesitaba mostrar riqueza para tener valor.Eso era lo que Marissa quería a su lado: un hombre honesto, un hombre real.Se acomodaron en una de las mesas del restau
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A MERCED DEL DINERO. C139: ¿No quieres entrar?
Dentro de sí, Lucas sintió un estremecimiento. De pronto comprendió —de forma brutal y dolorosa— que había subestimado el peso de sus propios actos. Solo pensó en cuánto necesitaba recuperar la amistad de Marissa, cuánto la necesitaba a su lado para remendar las heridas que le había dejado su historia con Marfil... pero no había calculado cuánto la estaba hiriendo al acercarse de esta manera.—Marissa, yo... —alcanzó a balbucear.Pero antes de que pudiera articular palabra, Marissa descendió ágilmente de la baranda y se plantó frente a él, tan cerca que Lucas apenas pudo respirar. Llevó su mano a la nuca de él, tirando suavemente para atraerlo hacia sí.Y, sin darle tiempo a reaccionar, sus labios encontraron los de él.Lucas se quedó inmóvil, congelado, pero no por el frío de la noche... sino porque jamás imaginó que aquel beso podría trastocar el mundo que intentaba desesperadamente recomponer.Lastimosamente, Lucas estaba tan sorprendido por la acción de Marissa que no logró corres
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