*ANTONELLA*La calma de mi hogar no logró apaciguar el temblor de mis manos al intentar preparar una taza de té para Candice, quien amablemente me trajo a casa.El recuerdo de la mirada de Carlo sobre mí, su expresión egoísta deleitándose al verme llorar y gritar hasta que mi garganta ardía de dolor, era algo que me esforcé mucho por olvidar, o al menos, dejar atrás.La imagen de Carlo, con su voz burlona, recordándome que nadie estaba cerca para escuchar mis lamentos, mientras me incitaba a gritar con más fuerza porque eso lo excitaba, provocó que mis lágrimas cayeran sin control.Llevé mis manos a mi boca para sofocar mis sollozos. No podía creer que el simple hecho de verlo otra vez desencadenara esta reacción en mí. Lo había evitado desde aquella noche, y esperaba no tener que enfrentarlo nunca más.Lavé mi rostro e intenté serenarme, pero, la voz de Candice, quien hace pocos minutos estaba en la sala, resonó dulcement
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