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Todos los capítulos de Rubi — Culpa y Miedo : Capítulo 81 - Capítulo 90
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81. Despedida
Renata Me encerré en el baño para llorar en lo que las empleadas empacan mis pertenencias en las maletas, tengo ambas manos en la boca para que no escuchen mis sollozos, las lágrimas corren empapándome los dedos y cayendo sobre mis muslos. Me duele el pecho con cada respirar, es como si estuviera aspirando flamas ardientes, el corazón me lastima con cada palpitar no puedo creer que de verdad esté pasando esto. Me permití emocionarme con las palabras de Alessandro cuando me dijo que para Stefan lo que había entre nosotros no era algo momentáneo, algo pasajero, que cuando él amaba se entregaba por completo y de eso no me queda duda. Se encargó de hacerme feliz y hacerme sentir especial cada momento que estuvimos juntos, me llenó de detalles y bonitas palabras que se grabaron con fuego en mi mente, pero todo principio tiene un final y este es el nuestro. La situación nos sobré pasa, tanto a él como a mí, no quiero marcharme, no quiero separarme de su lado e irme a quién sabe donde par
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82. Proceso de adaptación
Me quedo pasmada admirando la bonita casa que tengo al frente, es muy grande, un espacio muy amplio para mi sola sinceramente, tiene un bonito patio delantero con flores de varios colores, se me hace un nudo en la garganta, es tan bello que duele. — Le ayudo con sus maletas.- el hombre se dispone a llevarlas, pero ya es momento que me encargué de mi vida yo misma.— No es necesario, le agradezco, pero las llevaré yo. El hombre asiente educadamente, sin más se da la vuelta y regresa al auto, el sonido del motor me causa un escalofrío, el auto se aleja y yo me preparo mentalmente para entrar a la que será mi nuevo hogar, el inicio de una nueva vida. Suspiro pesadamente y tomo mis maletas para ir al interior de lugar. Recorro el corto sendero de piedra lisa para llegar a la puerta de cristal blanca, miró las llaves en mis manos sintiéndolas con indiferencia, se sienten tan frías y pesadas en mi mano, tragó saliva y meto la llave en la cerradura, al girar hace un clic y la puerta se
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83. 3 meses
3 meses después... — ¡Pero que bello! ¡Te quedó divino Alison! .- grita una de mis compañeras del trabajo."Renata" cada vez que alguien me llamaba Alison repetía mi nombre verdadero en mi cabeza, para no olvidar quien soy realmente. — Gracias, ¿pero que dice la clienta?.- le doy vuelta a la silla de la clienta para que vea ella misma en el espejo como quedo, la mujer levanta ambas cejas y mueve los labios diciendo "Wow".— Los rumores eran ciertos, en verdad haces magia con tus manos, muy bonito maquillaje y peinado, seré la envidia de la fiesta.Mis compañeras me felicitan y yo les sonrió a todas, después de 3 meses trabajando en el salón de belleza se me dio la oportunidad de mostrar mis conocimientos en maquillaje y peinado, al principio solo era una ayudante, al ver que tenía experiencia la encargada me cuestionó más sobre donde había aprendido, terminé diciéndole que tomé cursos pero había perdido mis certificaciones, cuándo se me dio mi propio espacio de trabajo comencé a ten
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84. Mujer difícil
Armando. Apoyo mis codos en la superficie fría de la madera del escritorio, meto mi cara entre mis manos después deslizo los dedos por mi cabello y tiro de él, estoy cayendo en picada, y todo por culpa del maldito de Bardi. — Te lo dije... no ibas a ganar nada con mandarle ese maldito vestido a Stefan, solo lo hiciste enojar, lo provocaste y ahora estás pagando las consecuencias. Levanto la mirada a la mujer que se encuentra sentada en una de las sillas de al frente, está pasando una lima por sus largas y arregladas uñas, Isa es todo un fastidio, un maldito dolor de cabeza, todo era mejor cuando la miraba unos cuantos días al mes, ahora siento que me estoy volviendo loco con ella aquí. Desde que le mandé el maldito vestido a Bardi esté me ha estado cazando, tendiéndome emboscada tras emboscada, y sobre todo parece estar colaborando con las autoridades, ya van varias entregas de mercancía que me quitan en dichosos operativos, sin mencionar que no puedo asomar la cara sin tener que e
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85. Decírselo o no
Renata. Hoy fue mi día libre en el trabajo, normalmente no descanso, prefiero estar en el salón de belleza riendo con mis compañeras a quedarme sin hacer nada en casa, pero tengo cita con el especialista, hasta ahora todo parece ir bien, además de que ya no necesito medicación para mis ataques de pánico, ha pasado bastante desde que tuve uno, creo que vivir en tranquilidad, sin preocupación y en un ambiente agradable me ha ayudado. — Todo va bien Alison, pero a partir de la siguiente semana si puedes es mejor que mantengas reposo absoluto, no puedes seguir trabajando, estás expuesta al aroma de muchos químicos y aunque no estés cerca podría ser dañino, tu embarazo es de muy alto riesgo considerando tus anteriores abortos.Permanezco con la mirada perdida en el monitor, el sonido del débil palpitar de un corazoncillo me tiene cautivada, ya tengo 4 meses de embarazo, me di cuenta hace como 1 mes y medio, fue una sorpresa tan grande para mí, pensé que mi interior estaba muerto, seco, q
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86. Debe ser una pesadilla
Mi corazón comienza a latir a una gran velocidad de repente, siento sus golpes desesperados contra mi caja torácica, la vibración de ese latido desenfrenado está taladrándome los oídos y cortándome la respiración, separo los labios para tomar aire, siento que hasta los ojos me tiemblan, tiene que ser una pesadilla, no debería de ser real... pero esos ojos grises con ira llameante profesan un sin fin de amenazas en mi dirección.— Quién lo diría... ahora resulta que los muertos resucitan.Es real, no es una pesadilla, él realmente está aquí, voy a morir... vamos a morir. Pienso con rapidez en la vida que llevo en mi vientre, mi bebé, mi princesa, no puedo permitirlo, reacciono y tomo el celular que está en la mesita de la entrada, escucho la risa perversa de Armando a mi espalda, desbloqueo la pantalla y ahí esta, el contacto de Stefan, solo necesito presionarlo para llamarlo, todo sucede muy rápido, presionó el botón para que entre la llamada, pero Armando me toma de la muñeca y me ja
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87. Mal presentimiento
Stefan. Ya habían pasado tres meses, tres largos meses en los que no había podido sacarme a Renata de la cabeza en ningún momento, tres meses en donde he buscado desesperadamente la manera de matar a Armando para poder ir por ella y tenerla a mi lado, pero he fallado. Estoy parado en medio del jardín, observando fotos... fotos que le tomaron mis hombres hace unos días, normalmente las personas que cuidan esa zona la siguen a su trabajo y cuando sale hasta que regresa a su casa, me da gusto y a la vez tristeza verla mejor que antes, la parte que me causa tristeza es pensar que me está dejando atrás, que ya se olvidó de mí... pero era lo justo, no podía mantenerla atada a mis cadenas, en encierro total en casa, sin libertad de poder amarnos como me gustaría. Dejo caer la mano y mi mirada se va las Dalias rojas que Renata plantó antes de partir, mi último regalo para ella, curiosamente comenzaron a salir más, los jardineros querían quitarlas porque las dejó justo al centro del jardín,
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88. ¿Cómo es posible?
Armando. Es una broma, debe de ser una jodida y puta broma del destino. Renata esta embarazada... Se supone que Renata es estéril... hay un mar de pensamientos y emociones que golpean mi cabeza en este momento, pero hay algo entre todo eso que sale a flote de golpe. — ¿Quién es el padre?.- mi voz sale en un tono bajo lleno de curiosidad, los ojos de Renata están repletos de lágrimas y algo que no había visto en ella desde que la traje conmigo los primeros días, vulnerabilidad. — De Alessandro, es obvio, ese hombre se tira a cualquier mujer. — Tú cállate... Le digo a Isa molesto, mi paciencia tiene límites y ella ya lo pasó desde hace mucho, estoy a nada de explotar contra ella, lo único que me importa en este momento es Renata, no puedo evitar que cierto dolor y melancolía se filtre en mi mirada mientras observo el pequeño bulto de su abdomen, ningún embarazo logró pasar de los dos meses... — Oye a mí no me estés callando, ya te he dicho... Levanto la mano y le doy un
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89. Miedo irracional
Renata Estoy temblando, la tela de ropa que cuelga a mis lados dejando ver mi vientre un poco abultado me está pesando bastante, lloro desconsolada, aterrada, solo bastó que Armando descubriera mi secreto y ver como trató a su actual mujer para que me derrumbara a su merced, él lo sabe, lo vi en su mirada, solo necesitaría usar a esta criatura en mi contra para que yo haga lo que él me pida, para derrumbarme a sus pies rogando por piedad. Mantengo la cabeza agachada, las muñecas me duelen al estar colgada de esta manera, Armando salió y su mujer se fue tras de él, sudé frío al pensar que me mataría... me mira con un odio que no logro comprender, no tengo idea de quién es, pero me imagino que me mira como una amenaza, es obvio que se quiere deshacer de mí. La puerta se abre levanto el rostro y veo a esa mujer de nuevo, cierra la puerta tras de ella, cuando sus ojos se encuentran con los míos un escalofrío me recorre el cuerpo, jamás me había topado con una mirada tan cruda en los oj
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90. Sin razones para luchar
Lloro con intensidad, grito con desespero, hasta desgarrarme la garganta, mi vista está nublada a causa de las lágrimas calientes que se me escapan de los ojos sin control, una tras otra ..."No por favor... sé que deje de hablarte hace tiempo, sé que desde hace años no te pido nada, pero por favor ayúdame" Con el rostro lleno de lágrimas levanto la cabeza al techo, no quiero seguir viendo para abajo, un río de sangre corre por mis piernas, la sensación de esta con mi piel me está descontrolando, no puedo respirar bien, a pesar de mis gritos es como si pudiera escuchar con claridad como cae cada gota de sangre y crea un eco al golpear el suelo. La puerta de la bodega se abre de golpe, aterrada busco con la mirada a Isa, pero es un hombre, agarra un banco y lo arrastra hasta donde estoy y se para en él para llegar a mí, sus ojos... son marrones de un color opaco, apagado, pero siempre que me miraban lograba encontrar una calidez en ellos que no tenía con nadie más. — Doctor Gutiérre
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