El ansiado día de la boda, llegó finalmente, el aire en la habitación estaba cargado con una mezcla de nervios y emoción. Me encontraba frente al espejo, observaba con detalle mi reflejo. El vestido blanco se ajustaba perfectamente a mi figura. Tenía detalles delicados que resaltaban una elegancia que nunca pensé que tendría. Mi cabello estaba recogido en un peinado simple, pero sofisticado, dejando algunos mechones sueltos que enmarcaban mi rostro. Por alguna razón, mi mente estaba en todas partes, menos en este momento.El par de víboras entró en la habitación como una ráfaga de energía. Nessa lucía impecable, como siempre, con una sonrisa en su rostro que parecía más calculada que genuina. Teresa, por su parte, estaba radiante en su papel de organizadora maestra, ajustando pequeños detalles y asegurándose de que todo estuviera según su estándar.—¡Te ves preciosa, Kenna! —exclamó Nessa mientras se acercaba para colocar un mechón rebelde detrás de mi oreja—. Realmente estás viviendo
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