Ricardo levantó el peluche y lo movió frente a Marina, sonriendo emocionado.—¿No me digas que tienes celos? ¡Pareces mi novia!—¿Quién quisiera ser tu novia? No me digas así. —Marina apartó su mano y bajó la cabeza, claramente molesta.¿Cómo no me di cuenta antes?Le había hecho quedar tan mal frente a Ricardo.—Tú eres mi novia. Justo ahora, cuando alguien se quedó dormida, empezó a hablar, se agarró de mi ropa y no me dejó ir, insistiendo en que durmiéramos juntos. Incluso dijo que yo era su novio y me llenó de babas.Ricardo se acercó, sus ojos brillando con picardía, casi rozando su nariz con la de ella.—¿Vas a mentir?Marina retrocedió rápido, temblando de miedo.—Tú… ¡no digas idioteces, yo nunca hablo mientras duermo!Al ver que ella no lo admitía, Ricardo fue al baño, sacó la ropa que se había quitado antes de ducharse y se la mostró.—Mira, marcas de saliva, marcas de lápiz labial, ¿serán tuyas?Marina miró, y efectivamente había una mancha húmeda casi seca, junto a un resto
Ler mais