Cariza.Leer tantos libros eróticos me ha dado valor para hacer lo que estoy haciendo, sé que soy una inexperta pero quiero ser ahora la que le de placer a mi esposo, no permitiré que vea a otra, esa Violeta me choca, la manera en cómo ve a mi hombre, pero eso sí que no se lo permitiré, dejo de pensar al sentir una de las manos de mi esposo en mi espalda, mientras juego con el.—Oh si mi amor, es mejor que dejes de hacer eso o acabare —Su voz suena con una fascinante excitación, asombrada por su tamaño, siento como me levanta en sus brazos de un rápido movimiento, me encuentro encima de él, su pene roza mi entrada, las ganas de tenerlo en mi interior son incontrolables, no logró entender este deseo fugas.—Te amo— Murmura y gime antes de atrapar mi boca, nuestro sabor se mezcla.—Yo también te amo—. Le respondí de la misma manera.Arthur me levanta de la cadera, una de mis piernas las posa en su hombro y el otro lo flexiona en su pecho, su cabeza se hunde en mi vagina su lengua se mue
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