De regreso en el auto, y escuchando la ligera música que se colaba por los pequeños espacios del vehículo, Leonidas sintió su teléfono vibrar en el interior de su bolsillo, y no previniendo la sonrisa azorada que se postró en sus labios, le entregó el objeto al omega, quien no dudó en poner el altavoz. — ¡Jacobshi! — Chilló, ansioso. Leonidas soltó una pequeña risa, al igual que el Enigma a través de la línea, y acomodándose mejor en el puesto, los ojos mieles parecieron perderse en la carretera— . Justo hablábamos de ti hace un rato. — Realmente estaba preparado para tú me respondieses el teléfono, chico floreado — soltó un divertido Jacob, sacando una pequeña risilla avergonzada del cuerpo de Ryle— . Dime, ¿cómo estás? — ¡Excelente! — Exclamó, contento. — Eso es muy bueno, verdaderamente me alegra que lo estés. Pero vamos, siempre estás excelente, ¡me gusta tu ánimo, eh! — No podría no estar excelente con Leo de mi lado — dejó saber, un pequeño vistazo al mayor, y éste pareció
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