La noche finalmente comenzó a clarear, y Asher se sintió invadido por una sensación de resignación. Sabía que pronto tendría que dejar atrás todo lo que conocía, todo lo que amaba.Se vistió en silencio, sin mirar hacia atrás. La carta en su bolsillo parecía pesar más que nunca, como si fuera un recordatorio constante de lo que había perdido.Antes de irse, Asher decidió hacer una última parada. Se dirigió hacia la casa de Evelyn, con la carta en la mano.Llegó a la casa y llamó a la puerta. No hubo respuesta. Asher esperó un momento, pero el silencio era absoluto.Sin pensarlo, Asher abrió la puerta y entró en la casa. La oscuridad lo envolvió, pero él conocía el camino. Subió las escaleras y se dirigió hacia el cuarto de Evelyn.La puerta del cuarto estaba abierta, y Asher se detuvo en el umbral. La habitación estaba vacía, y la cama estaba deshecha. Asher se sintió un golpe en el corazón.—¿Dónde estás, Evelyn?— susurró Asher, con tristeza.Pero no hubo respuesta. Asher se acercó a
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