Acostado en la comodidad de su cama, y admirando a James, Sean notó el morral que éste llevaba en su espalda; entrecerrando los ojos de manera sospechosa, él apenas señaló, no sin antes mirar el espacio vacío a su lado donde, por supuesto, solía dormir Zoe.James se acercó a su costado, sentándose y sonriendo ante la mueca interrogativa que poseía el precioso hombre, la cual pronto se vio interrumpida por la pregunta de éste mismo.-¿Qué traes en ese bolso? -Susurró, su voz forzada y baja, aunque no demasiado para que Martín hiciese oídos sordos. Elevó sus cejas-. Digo, espero no te ofendas, pero jamás te vi llevar uno en todo el tiempo que llevo siendo tu profesor.Soltando una risotada, James puso los ojos en blanco, y acercando su mano hasta las mejillas cubiertas de barba del mayor, sonrió con ternura-. ¿Recuerdas lo que te dije cuando pedí tu número?-Sí -afirmó, entrecerrando un ojo ante el recuerdo, sonrió-. Me lo estuviste diciendo mucho después. También yo te lo dije cuando f
Leer más