Capítulo 71. Refugio en las olas.
El sonido de las olas, rompiéndose suavemente contra la orilla, llenaba el aire, mezclándose con las risas de los niños que corrían por la arena. Dante, Izan y Trina competían por construir el castillo de arena más grande, mientras Carolina y Lisandro los observaban desde la sombra de una sombrilla, disfrutando del momento de tranquilidad que tanto habían anhelado.Carolina respiró profundamente, dejando que el aire salado llenara sus pulmones. La playa parecía un oasis en medio de la tormenta que había sido su vida durante las últimas semanas. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que podía relajarse, aunque fuera solo un poco.Lisandro, sentado a su lado en una silla de playa, mantenía la mirada fija en los niños. Su expresión era serena, pero Carolina podía notar la ligera tensión en sus hombros, un recordatorio de que él nunca dejaba de estar alerta.—Gracias por esto, Lisandro —dijo Carolina, rompiendo el silencio. Su voz era suave, casi un susurro—. No sabes cuánto necesitaba
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