Aslin apenas podía procesar la información que Carttal le estaba dando. La duda de inmediato se reflejó en sus ojos, deseando saber más, algo que no pasó desapercibido por Carttal. —Hay algo que no te he contado del todo, Aslin, acerca de ese tema —dijo Carttal de repente, con la mirada perdida mientras se dirigía al mini bar y se servía una copa de vino. Aslin frunció el ceño, sorprendida por el tono de su esposo. Era raro verlo tan pensativo, como si estuviera reuniendo el valor para decir algo importante. Carttal suspiró, dejó la copa sobre la mesa y se pasó una mano por el cabello. —Te contaré todo… sobre Roberto, Sibil y toda nuestra historia en sí. Aslin sintió un ligero escalofrío. Roberto siempre había sido su mejor amigo de la infancia, aunque con los años la relación entre ellos se había enfriado. Ella lo conocía, pero nunca había sospechado que pudiera estar relacionado con la historia del fallido matrimonio de Carttal. —Sí, Carttal, cuéntame —le dijo dulcement
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