POV : Aslin Veo a Carttal como entra en la habitación y cierra la puerta tras de sí . - ¡ Cariño qué haces despierta !- dice mientras se aproxima a mi y me da un beso en la frente . Ese pequeño gesto me hizo suspirar sentí de inmediato como las mariposas revolotearon en mi estómago . - Estaba preocupada por ti por eso te esperé despierta - ¿ A dónde fuiste ? - le pregunto acusadora mente . - ¡ Fui a resolver unos asuntos de la empresa !- me dice pero yo supe que me mentía lo conocía demasiado bien , pues cuando mentía no me miraba directamente a los ojos en su lugar ocultaba la mirada . - ! Carttal se honesto se que me estás mintiendo ¡ ¿ Dime acaso fuiste a enfrentar a Sibil ? ¿ Lo hiciste ? - - Me descubriste no esperabas que iba a permitir que esa mujer se saliera con las suyas y no ser castigada por sus malos hechos . - Ya está donde desde en un principio debió a ver estado - me dice con una sonrisa siniestra en sus labios . - ¿ Dónde ? - le pregunto intrigada . ¡ En la
POV : Aslin Carttal me tomo en diferentes posiciones sin hacerme el menor daño . Con este asunto del embarazo estaba más fogoso que nunca , cosa que me hacía reír bastante. El sonido de su celular rompió la burbuja en la que estábamos sumidos , el de inmediato frunció el ceño y maldijo por lo bajo . - Juro que matare al que interrumpió nuestro momento - dijo furioso y estalle en carcajadas. Se levanta de la cama completamente desnudo dejando a la vista su delicioso trasero firme y sus grandes músculos que brillaban bajo las luces de la habitación. De inmediato me moví con excitación era algo que no podía evitar cada vez que lo veía de esa forma el hombre que tenía bajo mi control era ardiente y difícil de resistir. - ¿ Que es lo que quieres ? ¿ Sabes acaso lo que has hecho ? ¡ Juro que me las pagarás !- gritaba embravecido y yo de inmediato sentí pena por la persona al otro lado del teléfono. - ¿ Que es lo que dices ? - fruncí el ceño al verlo subido de tono al
Aslin apenas podía procesar la información que Carttal le estaba dando. La duda de inmediato se reflejó en sus ojos, deseando saber más, algo que no pasó desapercibido por Carttal. —Hay algo que no te he contado del todo, Aslin, acerca de ese tema —dijo Carttal de repente, con la mirada perdida mientras se dirigía al mini bar y se servía una copa de vino. Aslin frunció el ceño, sorprendida por el tono de su esposo. Era raro verlo tan pensativo, como si estuviera reuniendo el valor para decir algo importante. Carttal suspiró, dejó la copa sobre la mesa y se pasó una mano por el cabello. —Te contaré todo… sobre Roberto, Sibil y toda nuestra historia en sí. Aslin sintió un ligero escalofrío. Roberto siempre había sido su mejor amigo de la infancia, aunque con los años la relación entre ellos se había enfriado. Ella lo conocía, pero nunca había sospechado que pudiera estar relacionado con la historia del fallido matrimonio de Carttal. —Sí, Carttal, cuéntame —le dijo dulcement
POV : Aslin Me observó en el espejo mientras deslizaba el vestido sobre mi piel. mi vientre, redondeado por los meses de embarazo, parecía acentuarse más con cada prenda que probaba. Mis manos temblaban un poco mientras ajustaba la tela alrededor de mi cintura.Hoy iria a la casa de la familia de Carttal . Despues de todo lo que habia ocurrido con Sibil Carttal no me habia vuelto a llevar a esa jaula de leones . Respire hondo, tratando de ignorar el nudo en mi estómago, uno que no tenía nada que ver con el bebé que crecía dentro de mi .Sabía lo que vendría. Las miradas condescendientes de Soraya , los comentarios pasivo-agresivos del anciano , el silencio incómodo de los demás cuando intentara participar en la conversación. Desde que me case con Carttal , nunca me habían aceptado y dudaba que algun dia algo asi sucediera . Y ahora, con el embarazo, la situación solo se había vuelto más tensa."¿Cómo vas a criar a un niño si ni siquiera sabes comportarte en una cena familiar?"La v
El rugido del motor del auto de Carttal era un sonido tranquilizador en medio del silencio de la noche. Sus dedos estaban relajados sobre el volante, pero su mandíbula estaba tensa. Yo lo conocía bien; sabía que cuando estaba así, su mente trabajaba en mil cosas a la vez.—¿En qué piensas? —pregunté, acomodándome en el asiento del copiloto mientras acariciaba mi vientre.Él apartó la vista de la carretera por un segundo y sonrió con suavidad.—En ti. En nuestro bebé. En cómo haré para protegerlos de todo.Mi corazón se calentó con sus palabras. Había algo en su tono, en la forma en que lo decía, que me hacía sentir segura. Confiaba en él más que en nadie.Pero la paz que nos envolvía se rompió en un instante.De la nada, una decena de autos apareció alrededor de nosotros, cerrándonos el paso en plena carretera. Carttal frenó en seco, y el chirrido de las llantas cortó el aire. Mi respiración se detuvo.—¿Qué pasa? —pregunté con el corazón latiéndome en la garganta.Carttal no respon
El traqueteo de la camioneta me sacudía con cada curva, pero el miedo que sentía era aún más violento. Mi mente no dejaba de repetir la imagen de Carttal, de rodillas, con sangre en el rostro. Sabía que él vendría por mí… pero, ¿y si no llegaba a tiempo? ¿Y si Sibil me arrebataba lo que más amaba?El nombre de esa mujer bastaba para helarme las venas. Esa mujer era mas que una enemiga, era un fantasma del pasado que Carttal había intentado enterrar sin éxito. Sabía que su obsesión por él no tenía límites, y ahora, yo era el blanco de su venganza.—Espero que estés cómoda —murmuró uno de los hombres, con una sonrisa torcida—. No queremos que te pase nada… todavía.Ignoré su burla, manteniendo la vista fija en la ventana, buscando alguna señal que me indicara dónde estaba. Todo lo que veía eran sombras y el destello ocasional de faros lejanos. El corazón me martillaba en el pecho mientras mi mente trabajaba a toda velocidad. Necesitaba encontrar una forma de escapar. Por mí… por mi bebé
La noche se cerraba sobre ellos como una amenaza silenciosa. Las luces de la ciudad se desdibujaban a medida que la caravana se internaba en caminos menos transitados. Carttal sentía el pulso en su sien, un martilleo insistente que mezclaba dolor y rabia. No podía perderla. No después de todo lo que habían pasado.—Ethan —llamó con voz ronca—. Ella no es tan lista como cree. Si no está en las propiedades conocidas, entonces está en algún lugar que signifique algo para nosotros.Ethan asintió, revisando una tableta con los mapas digitales y registros de propiedades.—Podría ser… la casa del acantilado —sugirió—. Usted la llevó allí cuando comenzaron a salir.Carttal negó con la cabeza.—Demasiado obvio. Sibil sabe que ese lugar sería lo primero que buscaríamos.La frustración crecía en su pecho como un veneno. Pensar con claridad se hacía más difícil con cada minuto que pasaba. La herida ardía bajo su chaqueta, la sangre seguía manando lentamente, debilitándolo, pero nada dolía más que
La luz pálida del amanecer se filtraba por las ventanas del despacho de Carttal, proyectando sombras alargadas sobre el suelo de mármol. La mansión, normalmente un símbolo de control y poder, ahora se sentía como una prisión asfixiante. El aire estaba cargado de tensión y frustración.Ethan permanecía en silencio, apoyado contra la pared, observando a su jefe con cautela. Carttal, con el rostro pálido por la pérdida de sangre y las horas de insomnio, no dejaba de repasar mapas y registros. Cada línea, cada nombre, cada lugar relacionado con Sibil había sido rastreado. Y aún así, no había rastro de Aslin.—Tiene que haber algo que no estamos viendo —murmuró Carttal, más para sí mismo que para Ethan.Su mente estaba agotada, pero no podía detenerse. No mientras Aslin estuviera en manos de esa mujer. Apretó los puños sobre el escritorio, obligándose a pensar con claridad. Sibil era meticulosa, pero también emocional. Había elegido a propósito lugares con significado. ¿Pero cuál?Ethan di