—Gabriel, ¡qué torpe eres! ¿Ni siquiera sabes ayudar a alguien a levantarse? No sé cómo nuestra María se fijó en ti. Ah, cierto, fui yo quien arregló este terrible matrimonio. De verdad, si no hubiera sido por mis gestiones, ¿cómo habrías tenido la suerte de casarte con una esposa tan hermosa y excelente como María? Deberías en este momento estar agradecido... —Fernando seguía regañándolo interminablemente.Y Gabriel no podía ignorarlo, era realmente bastante irritante.—Abuelo, no le hagas caso. Ven, te prepararé tu sopa verde favorita y lechona —María se fue gustosa del brazo de Fernando Mientras caminaba, volteó y le sacó la lengua a Gabriel.Gabriel estaba furioso, pero no podía desquitarse.Por la noche, María se encerró temprano en su habitación.Fernando se había ido, su protección temporal había desaparecido, no podía arriesgarse demasiado.—Señora, el señor también ha salido, puede salir —era la voz de Sandra.María se alegró muchísimo, pero no se atrevió a confiar tan fácilm
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