Patricia, escuchando el llanto de Laura, sintió que se le desgarraba el corazón y corrió a abrazarla.—Laura...Las palabras de consuelo se atoraron en su garganta, sin poder pronunciar nada.Si ella sufría tanto, Laura debía sufrir mil, diez mil veces más, ¡qué dolor tan inmenso!Cualquier palabra en ese momento parecería vacía e inútil.El empleado de la morgue, incómodo, intervino —Señoritas, debemos llevar al fallecido a la morgue, no podemos demorarnos mucho aquí.Habían visto muchos familiares, algunos llorando de tristeza, otros indiferentes.Pero el llanto de esta joven era particularmente desgarrador, insoportablemente doloroso.Quería darle más tiempo, pero las reglas debían cumplirse.Laura se secó suavemente las lágrimas para ver mejor el rostro de su abuela.Lentamente, extendió la mano y cerró con delicadeza los ojos abiertos de su abuela —Abuela, descansa en paz, ¡vengaré tu muerte!Los ojos de su abuela estaban abiertos como platos, había muerto sin paz.No pudo evitar
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