—Laura, no te preocupes por mí, estoy bien. Mejor dime, ¿cómo estás tú? ¿Fuiste al hospital? ¿No te pasó nada? —preguntó Emiliano con voz suave, como si temiera asustarla a través del teléfono. Laura, que solo había fingido el desmayo y no había prestado atención al estado de Emiliano, respondió:—Estoy bien también, no necesito ir a revisarme, no hay que gastar dinero innecesariamente —soltó una suave risa—. ¡Guardaré el dinero para comprarle cosas ricas al abuelo!—¡Qué niña tan buena y considerada! —rio Emiliano alegremente, pensando en que su Laura siempre era así, sensata y bondadosa. Frente a él, solo compartía alegrías, nunca tristezas.—Abuelo, gracias por preparar mi fiesta de cumpleaños. Aunque el final no fue el mejor, igual quiero agradecerle. ¡Gracias por ser tan bueno conmigo! —Si no hubiera sido por Miguel y Jenny, esta cálida celebración habría sido inolvidable.Aunque de todos modos sería inolvidable, probablemente sería su último cumpleaños con los Soto.—Por lo de es
Leer más