JuliánHabían pasado tres semanas desde el accidente y tener a mi Rubia en el apartamento de nuevo, eso me llenó de alegría. Mi madre venía todas las tardes después de sus consultas, y sacaba a Maco, quien llegaba a primera hora, antes de que mi novia se fuera a trabajar; no podíamos descuidar a la constructora.Y yo me la pasaba renegado, porque me tenían prohibido salir de este lugar. Por eso tres de las mujeres fundamentales de mi vida me tenían prisionero. Aunque mis abuelas también venían a cada rato a consentirme. Sí, jamás he sentido vergüenza de decir que los hijos de la familia Abdala L`Charme éramos personas muy consentidas. Responsables, trabajadoras, algo rebeldes, pero consentidos.Santos todos los días dejaba a mi hermana aquí, ella se adueñaba de la cocina y yo encantado, hacia el almuerzo; de mi parte, jamás rechazaré un plato de comida hecha por las manos de mi Pigmea, luego su marido llegaba al mediodía, almorzamos juntos y una vez llegaba mi madre, ellos se retiraba
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