El momento no había podido ser más incómodo, Amelia semi desnuda frente a Sergey, dispuesta a todo para tenerlo a su lado, romper el compromiso no era una opción para la joven de sociedad, después de haberse encargado de que todos la supieran la futura esposa de la familia Ivanov, sería demasiado humillante que se enteraran que el CEO la había abandonado. — Sergey... mírame, soy una mujer hermosa, no me rechaces por favor, yo puedo hacerte feliz, ser la novia perfecta para tí, no podrás encontrar a una mujer que tenga mi estatus y este a tu nivel tan fácilmente, tu y yo estamos destinados desde hace años, solo... solo déjame demostrarte que yo soy la mujer indicada. El hombre tenía la mirada oscurecida, caminó hacia ella lentamente, Amelia pensó que había logrado despertar el deseo del frío hombre que lo habia hecho reaccionar a su divino cuerpo, más Sergey recogió el abrigo y se lo puso en las manos. — Vístete y márchate de mi oficina, no lo diré de nuevo — La aterradora voz
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