El sol entraba débilmente a través de las cortinas, llenando la habitación de una luz suave y cálida. Agatha abrió los ojos lentamente, sintiendo la incomodidad de una noche llena de sueños perturbadores. Se incorporó en la cama, mirando a su alrededor. La habitación era hermosa, pero la sensación de estar atrapada volvía a ella con fuerza en las primeras horas del día.Mientras se vestía, el peso de la conversación con Samer la noche anterior seguía en su mente. Las palabras de Samer habían sido honestas, y aunque la habían conmovido, no podía ignorar lo que había pasado. No podía simplemente olvidar cómo había llegado hasta aquí, secuestrada, vendida, como si su vida no tuviera valor. Pero también, por primera vez, se preguntaba si Samer estaba tan atrapado en su vida como ella lo estaba en la suya.Agatha bajó las escaleras en silencio, decidida a pasar el día tranquila, sin pensar demasiado en sus sentimientos. El desayuno estaba listo en el comedor, pero no tenía hambre. En su lu
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