—¿Qué quiere decir con eso, Pablo?Adriana, de espaldas a José, se sentía molesta por el regaño.—¿Ni siquiera eres capaz de entender? ¿Crees que ya has cumplido con tus deberes como esposa? —respondió José, con un tono desagradable, haciendo una clara advertencia.Adriana suspiro, intentando controlar sus emociones:—Exiges que cumpla con mis deberes como esposa, pero ¿te has preguntado si alguien está cumpliendo con sus deberes como esposo?Decidida, dio media vuelta y salió de la habitación, cerrando la puerta con fuerza.No había caminado mucho cuando vio al empleado acompañando a Sergio, sentado en la sala de la biblioteca.—¿Sergio? ¿Qué hace usted aquí? —preguntó Adriana, desconcertada.—He venido a tratar la lesión de José —dijo Sergio, frotándose el mentón.En ese momento, la puerta del baño se abrió, y José, con una muleta, salió caminando lentamente. El mayordomo rápidamente se acercó y lo ayudó a sentarse, para que Sergio comenzara el tratamiento.—José, no debes moverte mu
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