35. Enfrentamiento frío.
— Bien, mamá, me equivoqué con un par de datos, pero no es para tanto. — Nina dijo con una leve sonrisa, acomodándose en la silla giratoria. Intentaba parecer relajada, pero el peso de la situación estaba comenzando a calarle hondo. Su madre, Dalia, permanecía de pie frente a ella, al fondo de la sala de juntas, con una postura rígida, casi inquebrantable.El silencio entre ambas se alargó, pesado, como si la temperatura en la oficina hubiera subido de golpe, un mal presagio de lo que vendría.— ¿Cómo que no es para tanto, Nina? Quedaste como una idiota delante de Holguín. Como una inmadura. — La voz de Dalia, fría y cortante, se metió bajo la piel de la morena. Cada palabra la golpeaba, directa y sin piedad.Nina bajó la mirada, sintiendo el peso de las palabras de su madre. Pero no iba a ceder, no lo haría.—Pues sí, pero ya le pedí disculpas a él y te las pedí a ti, ¿qué más quieres que haga? — La joven respondió, con un tono que pretendía ser tranquilo, pero que llevaba consigo un
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