Después de que los socios se despidieron, dejando un ambiente más tranquilo en el restaurante, Isabella y Leonardo se quedaron un rato más. La tensión de la cena aún colgaba en el aire, pero ahora había un extraño silencio entre ellos, como si ambos supieran que, a pesar de todo, habían cumplido con su papel.Leonardo tomó una copa de vino y la levantó hacia Isabella.—Lo hiciste muy bien esta noche, Isabella —dijo, con una pequeña sonrisa de reconocimiento—. Brindo por ti y porque sé que juntos vamos a sacar la empresa adelante.Isabella lo miró por un segundo, sorprendida por sus palabras, y luego levantó su copa, esbozando una sonrisa ligera, aunque algo cansada.—Gracias, Leo —respondió—. No te voy a mentir, me sentí muy incómoda en algunos momentos, pero... entiendo que esto solo es el comienzo de lo que nos espera.Ambos chocaron suavemente sus copas y tomaron un sorbo. El ambiente, aunque más relajado, seguía cargado de emociones no dichas.—Lo manejaste de forma excelente —con
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