La noche estaba iluminada por las estrellas, Juan Pablo sufría internamente, bebió hasta perder la conciencia.Susan estaba muy preocupada, en todo el día no había podido ver a Elizabeth, pero estaba segura que pronto alguien notaría la ausencia y llegarían a rescatarlas. Elizabeth por otro lado sentada en el sofá, observando las estrellas, mientras sus lágrimas caían sobre sus mejillas lastimadas. Recordando la mirada de enojo de Juan Pablo la hacía temblar de miedo, sentía que cualquier paso en falso, él volvería a perder el control. Su llanto era de frustración, enojo, miedo y las ganas de salir, correr e irse lejos para comenzar de nuevo. Juan Pablo amaneció muy mal, aún devastado, sus sentimientos destrozados y quería de una u otra forma lastimar a Elizabeth. Elizabeth sin haber podido dormir yacía recostada en el sillón, mirando las rosas del jardín; cuando escuchó unas voces afuera de la habitación, su corazón latía con fuerza y el miedo la invadió. Juan Pablo entró, vio
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