Despertar con Elena no es algo nuevo, pero la manera en la que los dos están enredados le deja en el pecho a Noah la sensación de haber encontrado eso que jamás pensó que estaba buscando y sólo sonríe mientras ella duerme segura en su pecho.Su teléfono suena y se remueve con cuidado, sin soltarla, para tomarlo y responder cuando ve que es Santiago.“Buenos días, idiota con suerte, ¿cómo está mi hermana?—Dormida a mi lado…“¡No me digas que…!—¡Shhh! No grites, que está dormida a mi lado, sigue delicada y quiero que duerma todo lo posible… —sale de la cama con cuidado y camina a la ventana, pero no sube el volumen de su voz—, y no, no pasó eso que crees porque el doctor dijo que nada de nada en al menos dos semanas y puede pasar sólo si un médico decide que están fuera de riesgo.“Más te vale, porque lo último que quiero es que juegues con ella.—No soy tan idiota. La quiero para bien, lo que siento por ella es intenso y de verdad. Tú me conoces, sabes que nunca me vi sentando cabeza
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