Todos los capítulos de Tu amor obligado: Una esposa para el Magnate.: Capítulo 91 - Capítulo 100
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Capítulo 91: El dolor de Calloway.
Aurora caminaba entre los pasillos de aquella tienda departamental, buscando los ingredientes para preparar una cena deliciosa para Massimo. Estaba feliz, pues había un cien por ciento de probabilidad, de que en esa misma semana pudieran adoptar al encantador Ángelo. Tomando todo lo necesario, lo dejó en el carrito de compras y caminó para pagarlo, entonces, sintió como una mano la sostuvo con fuerza obligándola la desviar la mirada.—Qué casualidad encontrarte aquí, Aurora. Tú y yo tenemos mucho de qué hablar, pequeña perra oportunista. — dijo Brunella mirando con odio a la pelirroja.Aurora se zafó del agarre de aquella cruel mujer, y le dio una mirada de desprecio.—Ya no soy esa niña pequeña a la que disfrutabas de intimidar, Brunella, así que no hablare contigo. — le respondió Aurora ferozmente.Furiosa por aquello, la cruel mujer fingió ser empujada, y luego dio un gritó desgarrador.—¡Ayúdenme, esa mujer me ha empujado! — gritó Brunella, armando un alboroto.En el hospital.Mas
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Capítulo 92: Temores.
Aquella tarde, Juliana Hancock y Brunella Bensiali, habían decidido seguir a Aurora después de sus clases en la universidad. Brunella había decidido pasar a la acción y apresurar sus planes…era el momento de poner a aquella mujer en su lugar. Siguiéndola hasta el centro comercial, la cruel mujer, sin embargo, no esperaba que la sumisa chiquilla a quien intimidaba cuando era apenas una niña, se rehusara a hablar con ella.—¡Ayúdenme, esta mujer me ha empujado! — gritó Brunella después de haberse dejado caer a propósito ante la mirada incrédula de Aurora.Rápidamente, un par de personas ayudaron a levantarse a la cruel mujer, que le dio una mirada de burla a la pelirroja.—¿Se encuentra bien? — preguntó una mujer evidentemente preocupada.En ese momento, Brunella comenzó a llorar. —Me duele la cadera…me duele mucho…esa mujer de la nada me ha empujado violentamente, yo no le he hecho nada. — dijo la cruel mujer señalando a Aurora entre lágrimas falsas.Una anciana, repentinamente abofete
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Capítulo 93: Preocupaciones.
En los jardines de aquel edificio departamentos, aquella tarde, casi noche, Juliana bebía una copa de vino y disfrutaba de una agradable cena al aire libre con Brunella, después de arreglar algunos asuntos pendientes con alguna importante persona en particular, sin decirle a nadie, mientras esperaba a su chofer.— Entonces, ¿Esa mosquita muerta de Aurora conoce también al abogado del diablo? ¿Quién lo diría?, a estas alturas pensaría que ya deberíamos haber logrado deshacernos de ella, pero ha resultado una misión bastante difícil. — dijo con arrogancia la cruel mujer de cabellos rubios.— Es como una cucaracha, difícil de eliminar. Pero creo que voy a lograrlo, aunque nos será sencillo. — respondió Juliana.— Señora Bensiali, le he traído el postre que pidió, y le agregamos más arándanos como agradecimiento por ayudarnos con los alimentos para el refugio de animales de mi sobrino. — dijo una empleada de aquel lujoso edificio de departamentos, que dejaba algunos pasteles en la mesa de
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Capítulo 94: La condición.
“Lo siento, Henry, pero sé que mi esposo es un buen hombre…aunque nadie más lo crea, yo lo se…y lo amo.”Henry Russo se estacionaba en su lugar designado en la mansión Bensiali, mientras recordaba las palabras que Aurora le había dicho antes de despedirse en aquella cafetería. Negando en silencio, el llamado abogado del diablo preparó sus documentos, y salió de su lujoso auto para dirigir sus pasos al lugar en donde, finalmente, se daría lectura del testamento del señor Mauro Bensiali, por petición que rayaba en exigencia, de la familia extendida de Massimo.Algo para sus adentros le decía que, en aquella tarde, encontraría la respuesta que había estado buscando sobre aquello sobre el matrimonio de Aurora con el heredero Bensiali, que no le terminaba de cuadrar. Entrando en aquel estudio privado, Henry dio una mirada rápida a todos los asistentes; Massimo ya se encontraba allí, y Enzo Bensiali, quien fue quien lo contrató, también ya estaba en el lugar junto a su madre y los demás par
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Capítulo 95: La culpa en el corazón.
En el departamento de Massimo y Aurora, aquella noche daba comienzo.—¿Qué tal tu día? — preguntó el rubio magnate al ver a su esposa tomar un par de platos y luego sacar una botella de soda.—Algo cansado, ¿El tuyo qué tal? — dijo y preguntó Aurora al servir un par de porciones de pizza en cada plato.—Bien. — respondió Massimo secamente, al no desear recordar su pesada tarde en la lectura del testamento de su padre. — ¿Y la universidad? ¿Saliste temprano? — volvió a cuestionar el, sin necesitar respuesta para su última pregunta…cada día, desde que había comenzado su vida junto a Aurora, él esperaba por ella después de volver de la empresa que prontamente quedaría completamente bajo su responsabilidad, y si no, los hombres que había destinado a protegerla, se mantenían al pendiente…no había otra manera, pero no podía evitarlo, Aurora lo preocupaba, esos lugares no eran seguros.—Todo bien, creo que comienzo a acostumbrarme a todo. — dijo la pelirroja sin darle importancia.—Y dime, J
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Capítulo 96: Lo que es para ella.
Aquella noche pasional, Aurora gimió sobre los labios de Massimo, mientras él la levantaba luego de haberla privado del placentero tormento de sus dedos en su interior. Ella bajó su mirada y apreció la masculinidad de su hombre, perderse entre sus piernas al ser guiado por una de las manos de Massimo… los ojos de ella temblaron ante la impaciencia de experimentar ese placer de sus cuerpos unidos; ese placer que la quemaba en pasión y angustia—Massimo…— musitó la pelirroja.Escuchando su nombre en los labios de su esposa, Massimo gimió roncamente al interrumpir las palabras de la pelirroja y comenzar a penetrarla al dejarla caer sobre su rigidez… la piel de ambos ardió y Aurora compartió su gemido.—Massimo… — lo nombró ella y apretó sus piernas a los costados de las de él y sus brazos en el fuerte cuello del rubio. Gimió en su oído provocando que el rubio reaccionara apretando sus manos en su cadera y obligándola a caer sobre su erección, introduciendo la totalidad de la misma dentro
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Capítulo 97: Su amor de rosa.
Aquella mañana en la mansión de los Russo, Leandro miraba a su medio hermano desayunado en la misma mesa que él, mientras hablaba calmadamente con su padre. En aquel momento, sentía no existir para ninguno de ellos, y comenzaba a sentirte cada vez más y más frustrado. Aurora lo había despreciado nuevamente, y él se sentía completamente humillado y rechazado; ver a su padre siendo tan condescendiente, le irritaba de sobre manera, pues no estaba dispuesto tampoco a perder su lugar como el heredero, ahora que había decidido retomar su posición.—Supe que estas representando a Enzo Bensiali y su familia extendida, ¿Tiene algo que ver con el testamento que Mauro dejó? — cuestionó Alessandro Russo.Henry se limpió educadamente el rostro con su servilleta.—Sabes que no puedo dar detalles de mis casos, padre, pero puedo decirte que nada es lo que parece… — respondió el abogado dando una mirada de soslayo a su medio hermano mayor.Leandro resoplo molesto al escuchar la respuesta de Henry.—Es
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Capítulo 98: Planes.
—Serás el encargado de planear todo, Akira, no quiero que nada salga mal…estoy seguro de que Brunella, está planeando algo. — decía Massimo al teléfono, mirando desde las escaleras a su hermosa esposa durmiendo en la habitación. — Nada puede salir mal, ¿Me escuchaste?, me marcharé por unos días, no le voy a dar la oportunidad de arruinar nada de lo que he planeado, por ello lo he mantenido todo en secreto. — terminó de decir el rubio magnate.Del otro lado de la línea, Akira asentía mientras miraba el mensaje de su madre, quien le suplicaba saber algo de su hermana, Brunella.—No tienes nada de qué preocuparte, he estado averiguando todo lo que me has pedido y he reunido toda la información y tantas pruebas como me ha sido posible conseguir, pero Brunella ha cubierto bien sus huellas…la gente realmente cree que ella tuvo un desafortunado accidente en el que perdió la memoria, y nadie la vio durante todos esos años en que se mantuvo viviendo en las sombras, sin embargo, encontré un nom
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Capítulo 99: Lo que todo lo cambiaba.
Aquella tarde, Massimo movía inquietamente su pierna. Cuatro días habían pasado desde que había entregado aquellos cabellos de Aurora a Martin Calloway, y ahora ambos esperaban en aquel mostrador, a que los resultados, finalmente, fueran entregados.Un silencio sepulcral se había instaurado en medio de los dos hombres, y moviendo su pie en ansiedad, Martin, finalmente, decidió hablar.—Su matrimonio con Aurora, señor Bensiali…sé que esté tal vez no es el mejor momento de decirlo, pero de descubrirse que ella en realidad es mi hermana, quiero saber todos los detalles sobre su relación…mi padre ha sufrido mucho desde que perdió a su primera esposa y a su primer hijo…y debo decirle, que a las espaldas de mi padre he ordenado retirar la lápida de Alba y del recién nacido…no existió tal recién nacido, es decir, los Vani o los Bianco como ahora se hacen llamar, mintieron…hicieron que mi padre ordenara sepultar un ataúd vacío junto al de su esposa, y el, en medio de su dolor, jamás sospecho
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Capítulo 100: La isla del paraíso.
En aquel paraíso, todos aquellos problemas que los acontecían, parecían haber desaparecido por completo.—No puedo creerlo. — aseguró Aurora y casi se quedó sin aliento al ver la belleza tropical que cubría todo lo que abarcaba su vista.Massimo sonrió de medio lado y negó en silencio, se limitó a tomarla de la mano y fascinarse con la capacidad de asombro que su joven amante tenía. Aurora no prestó atención a la forma como Massimo tomaba su mano, acariciando con un par de sus dedos su dedo anular de forma insistente.La vista de Aurora estaba puesta en el mar, ese mar azul profundo del horizonte y que conforme parecía acercarse, se aclaraba suavemente hasta casi desaparecer en un tono verde tan suave que lograba fascinarla; justo en ese momento acababan de bajar del vuelo de varias horas que los tenía ahí, en Hawái, específicamente, cruzando ese puente que unía la enorme isla con su destino final, la mansión que los Bensiali tenían ese lugar; era increíble que su esposo tuviera una p
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