Gabriela se quedó momentáneamente desconcertada.Miró a Álvaro, perdida en sus pensamientos. Por un momento, casi parecía una escena de otro tiempo, una que jamás hubiera imaginado.Álvaro le acarició la cabeza con ternura, señalándole que debía seguir con su llamada.Gabriela apartó la mirada sin decir nada, se bajó del tocador y salió de la habitación sin más.Alicia ya había preparado el desayuno desde temprano. Al ver a Gabriela, le sonrió con alegría y la saludó.—¡Buenos días, señora!Gabriela asintió levemente, se sentó a la mesa y comenzó a comer.Estaba hambrienta, se había despertado por el hambre.Cuando el estómago está vacío, la mente parece no funcionar bien, y en esos momentos, todo se percibe de manera extraña, casi irreal.Tomó un bocado tras otro de las tapas que había en la mesa.En su mente, se mezclaba la nostalgia con una tristeza resignada.Álvaro tenía el mismo rostro que Emiliano.Y pensaba: si desde el principio Álvaro hubiera sido como ahora, si la hubiera tr
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