Claudio se apoyó contra la puerta, intentando recuperar el control de su respiración. Las palabras de Sofía lo atravesaban como cuchillos. Había pasado los últimos años viviendo en ese rincón olvidado, creyendo que su pasado estaba enterrado, que nadie vendría a reclamar lo que él había dejado atrás. Pero ahora, todo estaba volviendo a la superficie. Y su hija estaba aquí, frente a él, exigiendo respuestas, o eso creía.— ¿Cómo lo supiste? — preguntó finalmente, su voz temblorosa, pero sabiendo que no había escapatoria.Sofía lo miró con una mezcla de desprecio y satisfacción.— Siempre lo supe — dijo, cruzando los brazos, como si la revelación no fuera más que un mero trámite —. Siempre supe que había algo que no encajaba. Mamá… o, mejor dicho, Olivia, nunca fue realmente mi madre, ¿verdad? — Su tono era frío y cortante —. Toda la vida me crio Ernesto, pero las mentiras tienen un límite y necesito ocultarme temporalmente.— Pensé que era un buen padre…— Lo es, pero su trabajo no es t
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