—Ay, por Dios, Tana, apenas comienza el día; no seas tan santurrona. La chica ya lidia lo suficiente con sus padres —añadió Layla, rodando los ojos—. ¿Le vas a impedir divertirse? Hoy es su día, déjala.Cayetana, renuente a seguir siendo la aguafiestas, rodó los ojos. Las bebidas alcohólicas llegaro
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