El día tan esperado por fin llegó: hoy conocerian al nuevo integrante de la familia Ribeiro Gerber. Todos estaban reunidos en la sala de espera, excepto una persona que aún no había llegado.—Hijo, cálmate —le pidió Felipe a Izan, al verlo nervioso, caminando de un lado a otro como un león enjaulado.—¿Por qué no me llaman? No debí hacerte caso, padre —gruñó Izan, meciendo de sus cabello castaños con frustración.Sergio, al ver la tensión, rompió a reír y se levantó para intentar calmar a su sobrino.—Izan, tu padre nunca cometería un error con su segundo nieto. Octavio es el mejor doctor y Fabian tu tío.Izan rodó los ojos, claramente exasperado.—Ninguno de los dos es obstetra, ginecólogo o pediatra. No sé qué convenio tienen con ellos, pero creer que está bien que trate el parto de mi esposa es una locura. ¡Es mi esposa! —Los nervios lo traicionaron y su padre negó con la cabeza.—Es mi hija, no lo olvides.Izan soltó un suspiro profundo y bajó la mirada por un momento. Luego, sin
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