Alana entra al tocador y llena la tina, sus lágrimas caen sin piedad y el dolor se hace presente, no hay espejo para verse, pero se detiene en el lugar que estaba el que destruyó.«Eres hermosa, no eres defectuosa, eres especial, eres la joya más preciada — se repite una y otra vez en su mente. Marta llega, temiendo lo peor, pero Alana simplemente permanece mirando la pared —, eres una sobreviviente y tu madre es ejemplo de resiliencia, ella te entenderá, mi padre me perdonará» —Señorita, ¿no cierra la puerta, por favor? Yo espero de espaldas, pero no cierre la puerta...Alana sonríe con tristeza y se despoja de su vestido, dejando al descubierto su cuerpo quedando en ropa interior. —Izan curó de ellas, y no pienso volver a abrir la herida. Gracias, Marta.—¿Por qué, señorita?Alana sostiene las manos de Marta y deposita un beso en la parte superior.—Porque, a pesar de que le temes y dices miles de cosas sobre él, nunca lo has abandonado. Sé que él te tiene aprecio; solo pensó en t
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