Poco Amaya Me encuentro del otro lado del asiento, intentando por todos los medios calmarme, retuerzo mis manos con desespero mientras mi centro palpitante se niega a calmarse. Mi frustración está llegando a niveles altos y yo siento que en cualquier momento exploto del estrés. Quiero llorar y ni eso me sale. Él solo está del otro lado, con su rostro serio e inexpresivo cruzado de brazos mirando el paisaje. Creo que definitivamente voy a llorar. M4ldito hombre sin corazón, ¿y yo qué? ¿acaso estoy en celo? pero soy una humana eso no es posible. Suspiro soltando un aire tembloroso por los labios, miro hacia afuera y estoy tan frustrada, que no me he dado de cuenta, que no nos dirigíamos de regreso. Al rato entramos por un camino muy bonito y verde. Montañas a lo lejos con sus picos llenos de nieve y hermosos riachuelos. Al frente, los muros blancos de una manada se alzan, un portón plateado con la hermosa Luna blanca en él y dos lobos blancos aullando. ¡Esta es su manada!
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