Todos los capítulos de MI AMANTE, MI PERTENENCIA. LOS HIJOS QUE NOS UNEN: Capítulo 11 - Capítulo 20
24 chapters
Su marca con demencia
—definitivamente convivir con madre es de alto riesgo, ya te pareces a ella— Lisandro le ordena a Kiran que detenga el auto ya que estaba manejando sin rumbo fijo. Al detenerse, Lisandro baja del auto, Irene quedó en total silencio, lo que Lisandro le dijo la dejó estática —Señora Caristeas ¿A donde la llevó?— pregunta al mirarla por el retrovisor, pero literalmente Irene quedó sin palabras Lisandro se sube en el otro auto, donde van sus escoltas y se apresura a llamar a Bastián, el cual contesta rápidamente. —jefe... —¿Dónde está ella?— le pregunta con voz prepotente Caroline tiene su móvil cargando por esa razón no se percató de la llamada. Está bebiendo una taza de té, mientras tiene una platica con Dios donde le ha suplicado sin parar que salve la vida de su hijo. Dios es testigo de sus lágrimas y el dolor que desgarra su alma, al cerrar sus ojos para divagar en los pensamientos del pasado, donde ella y su pequeña familia era feliz, la voz del hombre que ama la impacta hac
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Hijos bastardos
—¡Mamiiiiii!— el gritó aterrador de Aileen corta totalmente la pasión entre Caroline y Lisandro. —¡Dios, esto no está bien!— Caroline lo hace a un lado y entre la oscuridad busca su camisa —¡Mamá!— Aileen no le gusta la oscuridad y mucho menos saber que está solita —Caroline, yo... —tú nada Lisandro, esto no debió pasar— encuentra la camisa y se la coloca —¡Joder!— Lisandro busca su camisa y se la coloca para luego acomodarse el pantalón Caroline al estar arreglada, corre hacia la habitación donde está su hija y al encender la luz puede ver el temor a través de su mirada. —¡Aquí estoy mi amor!— se acerca rápidamente y la abraza —tengo miedo mamá, tuve una pesadilla, quiero a mi hermanito de vuelta Palabras que alcanza escuchar Lisandro ya que iba entrando a la habitación. —no tengas miedo mi niña —papito— dice al verlo y Caroline tuvo que soltarla al percibir que Aileen quería estar con su padre —ven mi princesa— la carga entre sus brazos mientras es observado por Carol
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Su corona de esposa
El momento se vuelve tenso y silencioso. Caroline esta sorprendida, sintiendo ese fuerte ardor en su mejilla, mientras que el doctor y Lisandro están sin palabras. —Jamás serás una Caristeas— agrega Berenice —personas pobres como tú, no merecen tener piedad, eres una interesada que te embarazaste de mi hijo para obtener dinero, pero primero muerta, muerta antes de que tengas nuestro apellido. Tú y esos mocosos jamás harán parte de mi familia —¡Te dije que con mis hijos no te metas!— cada palabra fueron dagas para el corazón de Caroline porque para ella sus hijos son sangrados por esa razón reaccionó siendo una fiera al regresarle la bofetada a Berenice, quién se encendió aún más de cólera y le fue a golpear en la otra mejilla. Caroline esperaba aquel golpe, pero Lisandro no pudo soportarlo, no quiere que el problema aumente más, porque Caroline es la mujer que ama, la madre de sus hijos y Berenice es su madre, una mujer inteligente que si quiere te aplasta como una cucaracha.
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Dejaré de amarte
Es de madrugada y Caroline está al lado de su hijo, mirándolo mientras le canta una hermosa canción. La niña Aileen está durmiendo en el sillón mientras que Lisandro está en la sala de espera hablando por teléfono con Bastián porque sabe que al su madre saber la verdad se ha desatado un caos que si no lo maneja bien, se le puede salir de las manos. Caroline termina de cantar y luego cuidadosamente se aparta de Connor para luego caminar hacia la ventana y fijar su mirada en la luna. A veces siente que no puede, que el dolor la consume tanto que siente decaer en un abismo. Pero también sabe que rendirse no puede hacerlo, sus hijos cuentan con ella, es tan doloroso que de un momento a otro tu mundo de felicidad se esfume dándole paso al dolor, la desesperación y entre otras cosas que lo único que hacen es oprimir. —Caroline... — la voz de Lisandro la hace bajar su mirada y secar rápidamente sus lágrimas —traje té... — le entrega la taza de té y ella lo recibe sin mirarlo a los ojos —
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¡Estas cometiendo un grave error!
—de mis hijos me encargo yo, gracias, por tu generosidad— habla sarcástico al percibir la manipulación de Irene—¡Espera...!— ella se acerca posando sus manos en los brazos formados de Lisandro. Su deseo por él es demasiado y añora que él la haga suya—Irene, no más— se gira tomándola de las manos quedando frente a frente —no puedo seguir contigo, estoy perdiendo a Caroline y no pienso perderla ni a ella ni a mi hijos. Tú no me amas, solo tienes una obsesión y te has dejado manipular por mi madre, ya por favor, deja de hacerte daño—tú me haces daño con tú rechazo. Si tan solo te fijaras en mí, verás lo buena mujer que soy. Por favor Lisandro, mírame, estamos casados, vamos a recuperar nuestro matrimonio... Podemos vivir con tus hijos en otra casa si quieres. Puedo poner el mundo a tus pies—yo puedo resolver mi vida— se aparta de ella y se dispone a alistar su equipaje y pertenencias—piensa bien las cosas Lisandro. Si esa mujer te amara pensara en tí también. Sé que ella está con
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Hierba mala nunca muere
—¡Jefe responda por favor!— insiste Bastián y al no tener respuesta, se dispone a mirar la ubicación de su CaristeasPor otro lado Caroline siente una punzada en su pecho, llevando su mano derecha a su corazón sin dejar de mirar a su hijo. —mami... ¿Te duele?— preguntó Connor con debilidad —no hijo... Estoy bien, lo estás haciendo muy bien— le dice al ver que se está dejando inyectar—mami, no sueltes mi mano— le suplica y ella pasa saliva, siente que algo está pasando y los nervios empezaron hacer estragos—tranquilo mi amor, estoy contigo— le sonríe con debilidad. Al Bastián llegar al lugar junto a Kiran, pegó un grito de desesperación. Un auto chocó fuertemente por la parte trasera del auto y Lisandro del impacto se golpeó fuertemente la cabeza y más porque no tenía puesto el cinturón de seguridad. —¡Nooooo! ¡Noooo!— Bastián abre la puerta del auto que estaba a punto de caer y mira a su jefe sangrar en abundancia —¿Como no lo cuidaron?— pregunta enojado —el jefe me dio la ord
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Abre tus ojitos, te lo ruego
—¡Jamás destruiría un matrimonio! ¡Jamás!— Caroline alza su voz porque está cansada del maltrato de los Caristeas —¡Lisandro me ocultó que era casado! Porque de lo contrario, nunca le hubiera abierto mi corazón. Soy una mujer con valores y, lastimosamente, aunque no les agrada mi presencia, Lisandro es el padre de mis hijos y estoy preocupada por él. —Retoma aire— Mis hijos no tienen la culpa de nada y necesito ver a Lisandro.—¡Vienes aquí con tu carita de "yo no fui" y tus lágrimas de cocodrilo!— Irene está furiosa —No pienso permitir que veas a Lisandro, es mi esposo y soy la única que debe estar a su lado— habla con firmeza —¡Un momento!— El señor Caristeas se acerca a Caroline —¿Cómo es eso de que Lisandro tiene hijos?—¡Ella es una intrusa!— interviene Berenice —Y tú, Patrick, me decepciona que estés con una mujer como esa— la mira con desprecio —Muy equivocada, señora Caristeas. Me decepciona trabajar con personas como ustedes. Vamos, Caroline— le pide porque ve que se están
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Cuenta pendiente
Caroline siente un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar la voz de Irene. —¡El doctor dijo que mi esposo iba a estar solo!— Irene la mira con desdén —Sí... —¿Sí, qué?— le pregunta enojada —Solo que estaba revisando que... El señor Caristeas estuviera respirando; debo hacerlo constantemente; quizás el doctor lo olvidó— Caroline usa un tono de voz diferente —¡Vete, quiero estar a solas con mi esposo! —Claro... Un permiso— se marcha rápidamente, para Irene, la enfermera fue muy extraña.Al salir de la habitación, Caroline ve venir a Berenice, y de cierta forma, eso le causó temor. Pensando que Caroline iba a pasar desapercibida, agiliza sus pasos, pero dos escoltas de Berenice la agarran y la ingresan a una habitación solitaria. —¡Sueltenme!— Caroline hace fuerza para zafarse —¡Ay, cállate, estúpida!— mira a sus escoltas para que la suelten y luego se coloquen detrás de ella para protegerla —entiende algo, estás en Santorini, en mi lugar, donde la que manda soy yo—. ¡Usted es u
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En vez de mejorar empeora
—Pienso lo mismo, señor Patrick— afirma Karin. —No me creo el cuento del borracho. Sin embargo, debo esperar que mi jefe salga de esta situación y escuchar sus órdenes—Querida—. Bastian debe decirle algo importante, así que obtiene la atención de Caroline. La pobre está consternada. —Berenice es una piraña. Ahora lo que debes hacer es tener mucho cuidado. Lamentablemente, al mi jefe estar en coma, no hay forma de que él haga los pagos correspondientes del niño Connor—Yo me haré cargo— interviene Patrick, calmando la angustia de Caroline. —Eso es perfecto. Pero tengalo por seguro, señor Patrick, que mi jefe le volverá el dinero. Para él, sus hijos son lo más importante. Créame, yo que increíblemente soy su confidente, aunque me grite y diga que no me soporta, él me quiere y valora mi trabajo. Siempre se preocupaba por saber si su familia estaba bien. Siempre. Por esa razón me lo contaba todo, y estar con su pequeña familia eran los mejores días de su vida. Mi jefe es algo cruel, per
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Atrapada y sin opciones
Caroline no le responde, sino que retrocede acercándose a los escoltas. Sin duda, todos los Caristeas le dan desconfianza. Impacientemente espera que le den alguna noticia de su hijo, mientras que Parker, desde una distancia, la observa y, de cierta forma, eso la inquieta. A la media hora, afortunadamente, le informan que pudieron estabilizar a Connor, no obstante, su salud es demasiado crítica. Caroline está ansiosa por verlo y seguir a su lado. Pensó que Parker se iría, pero no. Y lo peor de todo es que no la dejan ingresar a la habitación aún. —Quiero que te vayas— le pide Caroline a Parker. —No podré conceder tu petición. Quiero conocer a los niños. Estoy en todo mi derecho, además, te sirve que seamos aliados —¿Aliados? Todos ustedes están locos y piensan que el mundo gira alrededor de ustedes —Sáceme de ese círculo, preciosa. Al igual que tú, estoy en contra de cómo es mi familia—. —No esperes más de mí. Mis hijos me necesitan, así que no pretendas que te crea —Descui
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