FabianoMientras camino de regreso a la villa, no puedo sacarme de la cabeza la conversación pervertida y asquerosa que he escuchado. Pero, es así, la mayoría de los hombres tienen esos pensamientos acerca de las mujeres. ¿Por qué le estoy dando tanta importancia? Es solo una extraña y pronto me voy a casar.Sacándola nuevamente de mis pensamientos, ingreso a la villa desde la puerta trasera y de inmediato veo que Leonor se me acerca. Luce un elegante vestido negro y lleva el cabello recogido. —Buenas noches, señor Greco —saluda con educación. —¿Cómo estás, Leo? —me detengo, mirándola.—Señor, ya han llegado varios invitados, incluyendo los Ferragamo —informa—. Lo estuve llamando, pero no respondía, tampoco lo conseguí en el despacho.—Estaba ocupado, seguramente tengo el teléfono en silencio —saco el móvil de entre el bolsillo de mi chaqueta, para mirar, que en efecto, estaba en silencio—. Vamos —aviso luego de configurar el teléfono y volverlo a guardar. —Sí, señor. Ambos nos a
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