CAPÍTULO 121: CUIDARÉ TU ESPALDA.Artem estaba perplejo al ver a Liana allí, pero rápidamente salió de su estupor, fue hacia ella y la abrazó con fuerza.—Что ты здесь делаешь, моя любовь? (¿Qué haces aquí, mi amor?) —le dijo, mientras la besaba.Liana sonrió y correspondió al abrazo, mirando los cuerpos de Mijaíl y Konstantin.—Fui a casa y no estabas, así que contacté a Santino… Me dijo que estarías aquí, tenía que venir, Artem… no sé por qué, pero sentí la necesidad de hacerlo.En ese momento, Santino entró corriendo con su arma en la mano, seguido de sus hombres. Al ver la escena, alzó las cejas con sorpresa y luego miró a Artem, disculpándose rápidamente.—No pude detenerla y, por si acaso, la pistola no es mía —dijo, con una media sonrisa—. Alexei tenía razón, ella no nació para ser monja.Liana se rió y se apartó para mirar a Artem, pero vio el dolor en sus ojos. Comprendió que, después de todo, Mijaíl y Konstantin eran su familia.—Ellos no te merecían, cariño. Pero no estás so
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