—No lo sé, señor. Si iba a llegar al último apartamento que utilizó, debería haber llegado ya. Pero los cazadores me avisan que no lo ha hecho. —avisó Ylsen en el pasillo frente a Bora. —¿Qué entren a revisar? —No, de seguro el principiante se las huele y para este momento cambió de lugar. —sacó un hielo que masticó antes de pasarlo. —Que esperen hasta la mañana, sino llega que busquen nuevos sitios donde se pueda quedar. Ylsen asintió yendo a las escaleras para contactar a los cazadores y dar las nuevas órdenes de su jefe. El Mayor debía caer alguna vez, de eso estaba segura. Sin saber que este estaba frente al padre furioso de su prometida, quien bajaba el rifle. Los vehículos detrás del mafioso se abrieron a la misma vez, mientras Leonardo lanzó el rifle al asfalto, Kael hizo lo mismo con su arma, acortando la distancia mientras el mafioso estaba satisfecho con que no retrocediera. El choque de ambos hombres cortó con el silencio en la autopista, como dos fieras a punto de romp
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