Valeria Sanroman—Valeria —dice, y su voz es un susurro, pero en mi mente resuena como un trueno.Mis ojos se encuentran con los suyos, y en ese instante, el mundo exterior se desdibuja. Todo lo que he sentido en su ausencia se agolpa en mi pecho: dolor, anhelo, ira, amor. No puedo moverme, como si las raíces de mi vida estuvieran entrelazadas con el suelo, incapaz de soltarme. Sus ojos, esos ojos verdes que tanto he deseado ver, me atraviesan, y de repente, todas mis defensas comienzan a desmoronarse.—Hola, Luca —logro murmurar, mi voz temblando.Luca da un paso al frente, y en su rostro hay una mezcla de preocupación y una vulnerabilidad que rara vez muestra, sobre todo hay confusión tatuada en cada gesto. Me doy cuenta de que ha pasado tiempo desde la última vez que lo vi; el tiempo ha dejado huellas en él, un halo de madurez que no había notado antes.—¿Qué haces aquí?— cuestiona con incredulidad manchando su voz.—Creo que esta pregunta debería hacerla yo— reprendo, y sus ojos v
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