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Todos los capítulos de El sabor de lo prohibido : Capítulo 61 - Capítulo 70
81 chapters
Llegada de mi hija
Valeria baja del avión después de algunas horas de vuelo. Después de recoger su maleta, se fue directo a la salida. Baja por las esperas eléctricas, deteniéndose en la entrada buscando su móvil para marcarle a su mamá. Antes de que pueda hacerlo, un grito llama su atención.—¡Hija! —Johanna llamó a su hija. Valeria voltea y ve a su madre acercarse rápidamente. Ella también corre a sus encuentros abrazando a su madre con fuerza…—¡Mamá, lo siento mucho, fui una mala hija! —solloza la joven lamentándose de su comportamiento que tuvo con su madre.—No pasa nada, mi niña, solo estabas cegada por tus abuelos —dijo Johanna consolando a su hija. —No me recuerdes a esos ancianos, no quiero saber nada de ellos. Johanna se queda sorprendida por las palabras que ha dicho su hija, pero en su interior se siente feliz de saber que esa familia ya no estará mal influenciando.—Bien, como sea, vamos —Johanna tomó su maleta y ambas caminaron.—¡Valeria! —gritó Min abrazando cariñosamente a la joven—.
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No puedo seguir con esto
El señor Kim no sabe qué responderle a Johanna después de esa invitación es que para conocer a la familia se necesita tiempo; sin embargo, ella ya conoció a su mamá. Su relación de ellos es completamente distinta a cómo él está acostumbrado, así que no tiene de otra y la verdad se encuentra emocionado por conocerla… Él sabe que ese paso significa que su relación se vuelve cada vez más estable, pero primero le preguntará a su hija. Levanta la vista del teléfono, volteando hacia su hija que sigue estudiando. —Hee —la llamó la pequeña, levantando la vista mirando a su padre. —Sí, papá —responde con una voz muy suave. —¿Te gustaría ir a cenar con Johanna y su hija? —le preguntó y la pequeña se ponía de pie. —¿Lo dices en serio? El señor Kim asiente con la cabeza y la niña empieza a brincar y saltar de emoción. —Claro que sí, papá, me cae muy bien Johanna y si tiene una hija, ella puede ser mi amiga —expresó Hee con mucha alegría. —Pero ella no es una niña, ya tiene
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Momentos mágicos
Alim y Min después de unos minutos en el auto llegaron al departamento del filipino. La coreana agradece que no viva con su odiosa madre; el interior es bastante acogedor, está amueblado muy lujoso, pero no tan ostentoso y admite que tiene un buen estilo. El filipino que sea ha quitado el abrigo, dejándolo en el perchero de madera al lado de la puerta. Nota como su acompañante se ha quedado mirando muy atento al interior de su domicilio. Da unos pasos hacia ella, acortando esa pequeña distancia que los separa, tocando sus hombros para ayudarle a quitar su abrigo.Min se estremece ante ese pequeño tacto, pero no dice nada y solo deja que se lo quite. —¿Te gustaría tomar algo? —preguntó Alim para ir agarrando un poco de más confianza y tranquilidad. —Sí, un vaso de agua —dijo Min y es que siente como su garganta está bastante seca.—Está bien, ponte cómoda, ahorita vuelvo —ve cómo Alim se aleja; la coreana se acerca al sofá más cercano.Sigue viendo en todas direcciones, si riéndose,
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No lo haré. Más información.
Min, después de una noche candente con Alim, antes de que despertara, se fue muy temprano. Sabía bien que él intentaría detenerla y, aunque no es común hacer esto en su cultura, no está preparado para seguir más allá de una noche…Se vistió rápido y miró esa espalda ancha tirada sobre la cama; al terminar caminó directo hacia la puerta. —Fue un honor tenerte una noche en mi cama —habló el filipino que se ha percatado que su acompañante se ha levantado. Min mira por encima del hombro. —Gracias, también fue un placer estar contigo —dijo Min sintiendo.—¿No puedo hacerte cambiar de opinión y que te quedes conmigo? —preguntó él algo temeroso, porque en su interior sabe la verdad, pero tiene una esperanza de que tal vez cambie. —Me temo que ambos queremos cosas diferentes y es mejor que nos quedemos así —mencionó la coreana sintiendo un nudo en la garganta y un hueco en el estómago. —Entonces esto es un adiós —añadió Alim con una voz triste. —Adiós —se despide la coreana saliendo de a
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La extranjera es una asesina
Han pasado dos semanas y la pareja conformada por la linda mexicana y por nuestro sexy coreano se la ha pasado bastante bien. Al principio el coreano no estaba muy cómodo en querer dejarle a su hija a Johanna, pero después de tanto insistir, por fin, aceptó. Hee es la más feliz de la familia. Ha pasado muy bien en compañía de Valeria, que se ha vuelto su amiga. Le ayuda con su tarea, aunque debido al idioma se le complica bastante explicarle, además de que la educación es muy diferente. Aun así, la hija de Johanna le ayuda en lo que puede. La mexicana le prepara comida muy variada, distinta, pero rica que le ha encantado a Hee. Sam también come ahí y para no sentirse tan mal, cada noche que pasa por su hija le lleva muchos suministros…Además de que habló con Min y llegó a un acuerdo con ella para que le dejara pagar los servicios de agua y luz. Estuvo complicado que la coreana aceptara, pero al final logró que ella aceptara, pero sin decirle a Johanna, porque sabe que si lo hace se
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La verdad
La coreana de cabello rosa y la adolescente se ponen de pie asombrado al oír lo que Johanna acaba de decir. Sin entender cómo es que él se enteró, a la vez que Valeria se siente muy confundida porque su madre no le dijo nada.—¿Cómo se enteró? —Min fue la primera en hablar.—Dijo que por medio de una revista muy famosa —le cuenta Johanna y la coreana se aleja hasta la mesa donde está su laptop buscando algo. —A ver, estoy confundida; el señor Kim no sabía sobre cómo te incriminaron por la muerte de ese hombre que lamentablemente es mi padre —curiosa Valeria intentando averiguar más. —No, nunca le dije que me habían acusado de su muerte y que pase dos años en prisión —contestó la mexicana a su hija.—¿Y por qué no le dijiste, creo que eso era algo muy primordial? —indagó Valeria cruzándose de brazos.—Es lo que yo también me pregunté —añadió Min que ha estado escuchando la plática.—No lo creía necesario; pensé que tal vez solo sería una noche, pero cuando la cosa se empezó a profund
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Difícil decisión
Sam ha oído cada palabra de la mexicana; ahora entiende que todo fue una equivocación, pero hay algo que no logra entender y cómo es que la madre de ese tipo entró en ese preciso momento. —¿Qué hacía esa mujer ahí? —preguntó Sam.—Según ella dijo, fue a visitar a su hijo, pero yo sé que eso es mentira y por lo que fue es para reprocharle a su hijo de porque salí en ropa interior —contó Johanna. —Ya veo, ahora entiendo que te inculparon por algo que no hiciste.—Exactamente, intenté defenderme en el juzgado, aunque no podía hacer mucho que digamos, porque cuando la señora Inés marcó a la policía me quitaron todo mi dinero y es que fui tan tonta para juntar mi dinero con el de Vicent —dijo—. Así que el abogado que tuve fue proporcionado por el estado, así que ya te imaginarás que era un aprendiz que se dejó asustar por el poder de la familia y por una fuerte suma de dinero y dejó que perdiera el juicio —hace una pausa para tomar aire—. Aunque una cosa salió buena de ahí, porque solo m
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Es lo mejor
Ambos se han quedado quietos, nadie dice nada, el silencio se ha vuelto muy abrumador y Sam no la pierde de vista de reojo. No sabe qué decir y es que no entiende si se lo está diciendo de verdad o de broma. Pero no dejará las cosas así.—Johanna —la llama con una voz muy triste.—No digas nada, Sam, ya tomé mi decisión —respondió la mexicana sin voltear a verlo. Escuchar eso hace que Sam se sienta muy mal; el dolor en su pecho ha crecido. El nudo de su garganta no lo deja respirar, no sabe qué hacer. Johanna no le permite hablar o que lo escuche; él no quiere terminar. La ama mucho como para permitirle abandonarlo. —Permíteme hablar —volvió a hablar, pero ahora con una voz extraña, totalmente distinta a la que suele tener.—¡Para qué, ya sé que me intentarás hacer cambiar de opinión, pero no lo haré, tal vez creas que no me duele, sin embargo, mírame! —ella voltea, él mira como las lágrimas bajan por sus mejillas llevándose consigo el maquillaje que traía y verla así se le apachurr
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Felicidad y dolor
Min ve cómo Johanna se la ha pasado toda la noche encerrada en su habitación llorando, y fue peor cuando vio en la entrevista donde se conforma el rompimiento de su relación. Aunque el señor Kim no fue el que habló, solo se mantuvo atrás con una expresión seria, y se podría decir con cierto dolor en ella…Para la coreana es bastante extraño porque nadie sabía de eso, excepto una luz que ilumina la mente de la nada… Se levanta de la mesa, se oye de su abrigo y voltea a ver a Valeria, que está un poco triste de ya no ver a Hee y de ver a su madre tan apagada. Pero ve cómo la coreana se pone de pie.—Ahorita, vuelvo, Val, cuida a tu mamá —Min se despide de ella. Valeria se queda confundida; la coreana sale del departamento yendo directamente a la casa de sus padres. No toca y se mete directo hacia la sala donde ve a su madre sentada tomando su té como de costumbre. —Hola, hija, creo que ya tu rebeldía ha interferido también en tus modales —habló la mujer tomando un trago a su té. —No
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Llevar acabo el plan
El señor Kim lamenta otro día más sin saber nada de quién pudo haber sacado esa información; para él todo esto se vuelve cada vez más frustrante y el dolor en su alma pesa cada vez más. Agarra la taza de su escritorio y toma el líquido amargo que hay en su interior. —Espero que no estés tomando lo que creo —se escucha una voz femenina de fondo. Él no ocupa voltear la mirada para saber con quién está hablando. —Lo necesito para olvidar un poco los sentimientos que tengo —le contestó con una voz fría y fuerte. —¿Sentimientos? Recuerda que eso no importa, entre menos los muestres todos te respetarán y es que ahora solo pareces un niño pequeño que fue demasiado mimado —lo regañó la señora Seol. Sam escucha los tacones de su madre acercarse a ella y los pasos se detienen a tan solo cinco pasos de su escritorio. —No creo que estés aquí solo para decirme eso —le respondió, intentando ser fuerte para que su madre no le diga que es un hombre débil. —No, claro que no —dijo la mujer—
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