Tanto que contarte... —Cariño, ¿estás dormida?A Gabriel, que acababa de llegar a casa, le preocupaba que le hubiera malinterpretado, así que la llamó para aclarar las cosas.—No, todavía no, ¿qué ha pasado?, te has ido de repente —Sabrina que estaba a punto de dormir exclamó por el teléfono.—Lo siento, lo que pasa es que... Dulce, ni siquiera tengo una buena razón que darte, pero tú perdóname ¿esta bien? —explicó dándole vueltas a la cabeza, no sabía cómo decirle que fue el tacto de ella lo que le hizo salir corriendo.—Mm, no estoy molesta pero fue tan repentino y completamente extraño, incluso pensé que estabas fuera de tus cabales —dijo en voz baja mientras se acomodaba en su cama.—Jaja, no estoy fuera de mis cabales, olvidémoslo, ¿de acuerdo?—Mm, ¿ya has vuelto?—Sí, acabo de llegar a casa, ¿y tú?—Estoy a punto de dormir, gracias por el regalo —murmuró suavemente, sus ojos se cerraron somnolientos.Gabriel abrió de un empujón la puerta de su dormitorio y se acercó a la cama.
Leer más