Enzo caminaba de un lugar a otro, se mostraba bastante impaciente, luego fue directo hasta donde se encontraba Hanna, estiró los brazos y tomó sus manos. —No crees que ha llegado la hora de decirle la verdad a Santino, por temor de lo que le llegara a sucederle a Dante terminamos huyendo, iniciamos una nueva vida manteniéndonos distante de todo lo que éramos, pero antes de ir a la tumba me gustaría poner al tanto a Santino. »Han sido veinte largos y difíciles años ocultando la verdad a ese muchacho, no sé por cuanto más logre resistir, lo único que deseo es poder tener a mi hijo de regreso sin importar lo que suceda con mi vida —aseguró Enzo mientras que sus ojos se humedecieron. —No importa lo que nosotros queramos, lo único que importa es que Dante se encuentre con vida, aunque muero de ganas por verlo con mis propios ojos, hay que tener presente que si llegáramos a sacar todo a la luz en medio de un ataque desesperado por encontrar a nuestro hijo, podemos ser los responsables de
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