Mientras que Hanna lamentaba el robo de su hijo, Enzo recorría la casa ya que no se podía quedar en un solo lugar, su cabeza daba vueltas y no sabía por donde empezar a buscar a su hijo, su teléfono móvil sonó, él al instante dio respuesta.—Diga —respondió Enzo.—Hola hermanito ¿cómo estás?, espero que ya te encuentres enterado de la situación —habló Valentino tranquilamente. —Valentino, por favor escúchame, devuelve al niño, él no tiene nada que ver con lo que ha sucedido, solo es un pequeño y no tiene que pagar por mis errores, toma mi vida y libérala de mi hijo, la deuda es entre los dos —habló Enzo con su voz entrecortada. —Se nota que han cambiado las cosas, creo que ahora sí logré llamar tu atención, y ahora estás en una posición nada favorable, ya no eres el mismo hombre rudo y valiente que se paró frente a mí, me engañó y disparó en mi contra pretendiendo acabar con mi vida. »Ya te diste cuenta que no lograste conseguir tus objetivos y lo único que has logrado ha sido desa
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