EmirEste momento parecía un sueño hecho realidad. Tenerla cerca de mí, besarla y tocarla era algo mágico. No hay marcha atrás, debo hacer lo posible por tenerla a mi lado, hacerla mi esposa sin importar las consecuencias. La amo, y nadie detendrá este sentimiento. Dejo de pensar en ella, al ver preocupación en su mirada.—Emir, debo irme a casa. Hoy falté al trabajo y debo reportarlo —mencionó intentando sonar firme.—Sí, tienes razón. Yo tenia una reunión. Te llevaré a casa—respondí, acercándome un poco más.—No te preocupes, iré sola —negó ella, pero me acerqué y le di un suave beso en los labios. Sonrió, aunque con cierta duda.—Déjame llevarte, y no quiero un "no" por respuesta —le dije, mirándola fijamente—. Desde ahora en adelante.—¿Es esto en serio? Pero si nos ven juntos... No quisiera perjudicarte.—Que eso no te impida estar a mi lado —mencioné con mi voz firme—. Te amo, Eiza, y quiero que tú y yo formalicemos una relación.Ella me miró sorprendida, como si no pudiera cre
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