BárbaraBárbara se percató de que, aunque no llevaba corbata, Bastián a veces parecía buscarla instintivamente, como si fuera parte de su uniforme diario.Al no encontrarla, murmuraba por lo bajo, probablemente maldiciones, aunque Bárbara solo alcanzaba a escuchar el ritmo apagado de sus palabras. Quiso reír, pero se contuvo. Era raro verlo fuera de su zona de confort, cruzado de brazos y con los ojos cerrados, aparentemente al margen del mundo.Desde esa perspectiva se dio cuenta que Bastián era por mucho más ancho de hombros, no parecía tan musculoso, pero tenía un cuerpo atlético, y le sacaba casi una cabeza de altura. Todo el dorado en él estaba cubierto por capaz y capaz de cansancio. Las líneas de expresión en su frente, las ojeras no le quitaban ningún atractivo. Algunas personas murmuraban en su dirección dándole miradas de soslayo, pero toda aquella atención chocaba con un enorme muro y se perdían.Casi parecía estar en una burbuja aislado de todos a su alrededor.No supo por
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