Anna respiró hondo, tratando de calmar el tamborileo en su pecho mientras se acercaba a Mikhail.Su mirada se clavó en el rostro de él, que se mantenía inmutable, y se obligó a agacharse para complacer a Lucas. Pero cuando se inclinó, su cara quedó a centímetros de la de Mikhail, tan cerca que pudo sentir su cálido aliento mezclarse con el suyo.Su corazón dio un vuelco, y por un momento, ambos se quedaron quietos, atrapados en ese instante donde todo el peso del pasado parecía volverse insoportable. Pero como si el contacto los quemara, ambos se apartaron rápidamente, fingiendo una indiferencia que solo subrayaba la tensión.Lucas, ajeno al torbellino de emociones de sus padres, abrazó a Mikhail con fuerza, enterrando su pequeña nariz en la cabellera de su padre.Mikhail cerró los ojos, intentando memorizar ese aroma tan puro, tan lleno de vida, como si temiera que ese momento se le escapara de las manos.—Papá, Lucas te amará mucho —prometió el niño con una certeza inocente, mientra
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