Dos años después.“Es irónico, ¿verdad?” se dijo a sí mismo, el tono de su voz cargado de una mezcla de desdén y resignación.Lou siempre había creído que la vida, aunque complicada, tenía una lógica interna, un orden que, a pesar de todo, se mantenía. Pero desde que las cosas habían cambiado dos años atrás, esa lógica se había vuelto una farsa cruel. Los acontecimientos que habían transformado su mundo le parecían absurdos, una retorcida broma del destino.Jamás en su vida, ni en sus pensamientos más oscuros, se hubiera imaginado a Áster y Fausto trabajando juntos por un mismo objetivo. ¡Por los dioses!, si al menos hubieran hecho algo noble, algo que beneficiara a los demás, como ayudar al pueblo o aportar algo valioso a la sociedad, entonces Lou podría haber encontrado algo de
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