El peligro se concentra en la habitación, los pensamientos racionales se marchan y el deseo sexual aumenta sin preocupaciones por lo que pueda suceder después de esto. Es extraño, pero, eso no me molesta.En vez de sentir que debo detenerme porque él menciona que soy suya, lo que hace es excitarme más por sentirme bien al saber que le pertenezco a alguien que quiere complacerme sexualmente tan bien, que quedaría satisfecha.— ¿Tienes algo que decir?— Muchas cosas, pero, por más que lo intente, mis pensamientos no están organizados y por eso, no soy capaz de decírtelo.— Entonces necesito que me respondas algo: ¿continuo o me detengo? — pregunta él.Me quedo en silencio por varios minutos para esperar que una voz me diga: detenlo. Pero, nadie habla. Mis pensamientos se han desactivado y por eso, no puedo recordar algún argumento que me diga que
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