BARRIO DE CHICAGO. —Maldita, maldita, maldita seas Brianna, maldigo el día en que naciste, maldigo tu vida y a toda tu generación, esto no se va a quedar así, no creas que te vas a reír de mí, no te vas a casar con mi doctor, ahora sí te voy a declarar la guerra, ahora sí vas a conocerme. —Aló Marck. —Hola preciosa, ¿qué pasó?, ¿quieres que te vaya a buscar? —Ya estoy en mi casa. —Tan temprano, apenas es la medianoche. —Estaba aburrida. —Me lo imaginé, tú no estás acostumbrada a esas fiestas de los riquillos, aunque quieras serlo, tú no perteneces a ellos. —Pero voy a pertenecer, te juro que así sea lo último que haga en esta vida, yo voy a pertenecer a esa clase de riquillos como dices tú. —Sophie, te noto molesta, ¿te pasó algo en esa fiesta?, ¿acaso te trataron mal? —No, a mí nadie me trata mal, bueno sí, uno más que otro, cuando se dieron cuenta que era la recepcionista me querian ver por encima del hombro, pero de ellos me vo
Leer más