CAPÍTULO 41: PRIMERA CRISISRegreso a la casa un poco en estado de shock. No puedo creer que sea tan insensible, tan imbécil. Esto me pasa por pensar que podría haber algo diferente en él, que tiene un corazón, cuando sé muy bien que Ricardo Velazco es un maldit0 diablo.—¿Los interrumpí? —me pregunta Rebecca con una risita coqueta. Por supuesto, ella piensa que eso fue un momento íntimo de pareja, y yo debo pretender que es así, porque nadie puede saber la verdad.—Ah… no, no te preocupes, él ya se iba.—Se nota que es un macho en toda la palabra, ¡Dios mío! Mándame uno así —bromea.—Estás loca —respondo poniendo los ojos en blanco. Rebecca suelta una gran carcajada y se muerde el labio, fantaseando con un hombre así. Es obvio que es solo un sueño, porque si ella supiera la verdad, no lo desearía. —Un poco, tal vez, pero, dicen que las mejores personas están locas.Entramos a la casa entre risas, tenerla aquí después de todo es un gran alivio. Le invito a la cocina a desayunar, Jul
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