CAPÍTULO 118: INTERVENCIÓNLas puertas del ascensor se cierran y la máscara que había logrado mantener durante los últimos minutos se derrumba. Las lágrimas comienzan a correr por mis mejillas, apenas puedo contener el dolor que me atraviesa el pecho. Lucía me alcanza antes de que se cierren las puertas. Con su instinto protector, me envuelve en un abrazo, sus brazos me sostienen como si fuera un frágil cristal a punto de romperse.—¿Qué tienes, Isa? ¿Qué pasó? —pregunta con preocupación y una voz cálida y maternal.—Lo odio, lo odio con todo mi ser —respondo entre sollozos, aunque en el fondo sé que no es verdad. Odiarlo sería más fácil, pero la realidad es que estoy completamente destrozada porque lo amo. Pero ese amor solo me trae dolor, así que lo reprimo, lo empujo hacia lo más profundo de mi corazón.Lucía no dice nada, solo sigue acariciando mi cabello, permitiéndome desahogar la tristeza que he intentado ocultar. Después de unos minutos, me separo un poco, secándome las lágrim
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