En la oscuridad de un cuarto destartalado a las afueras de la ciudad, observando a una mujer inconsciente, muchas veces había fantaseado con hacer a esta chica suya, casarse con ella y tener un hogar, pero todo lo había destruido ese hombre, incluso querer decir su nombre haría que su estatus bajara a su nivel.Estaba feliz de por fin poder estar con la mujer que amaba, la iba a hacer suya para toda la vida, nunca dejaría que se fuera de su lado, así sea que le tocara recurrir a los peores castigos posibles. Alía tenía que ser solo suya.Mientras tanto samuel con el pasar de las horas estaba que perdía la paciencia, para el que secuestraran a Alia y aun sin tener el conocimiento de quien fue la persona que lo había hecho —Agente, ya perdí la paciencia y estoy en el punto límite para que me diga que me calme, es mi esposa la que fue secuestrada, quizás por algún lunático—, Samuel Anderson estaba fuera de sus cabales, sin saber quién fue la persona que se llevó a su esposa y sin poder
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