Mi corazón se detuvo por un instante, como si el tiempo se congelara. Lentamente, me giré, y allí estaba él. Lebron... Mi Lebron.El alivio me golpeó con tal fuerza que mis rodillas casi cedieron. Lebron, la persona en la que había confiado todas mis esperanzas, estaba aquí. El miedo que había estado devorándome durante días se desvaneció, reemplazado por una oleada de emociones que no pude contener. Mis ojos se llenaron de lágrimas, y antes de darme cuenta, me encontré abrazándolo con toda la fuerza que me quedaba, como si mi vida dependiera de ello.El calor de su cuerpo, el sonido de su respiración regular, todo era tan real, tan reconfortante. Las lágrimas rodaron por mis mejillas, empapando su camisa, mientras me aferraba a él, incapaz de contener el torrente de emociones que se desbordaba dentro de mí. No podía hablar, solo sollozaba incontrolablemente, dejándome llevar por el alivio y el cansancio que finalmente me alcanzaron.Lebron me sostuvo con fuerza, sus brazos envolviénd
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